Título: ‘Morir no es lo que más duele’

Autor: Inés Plana

Editorial: Espasa

Hace unos días coincidí en la Semana Negra de Gijón con Inés Plana. Nacida en Barbastro, lleva muchos años viviendo en Madrid, dedicada a la elaboración de guiones y proyectos relacionados con el mundo de la comunicación.

Hace un lustro, Inés tuvo una buena idea para una novela y se propuso escribirla.

El resultado, Morir no es lo que más duele (Espasa), es una trama de acción incesante, envuelta en una nube de fatalismo y en una atmósfera de novela negra.

Sus protagonistas son corales, destacando, pues darán unidad a la investigación, una pareja de guardias civiles, Tresser y Coira, a quienes se confía un extraño caso de asesinato, el de un inofensivo profesor cuyo cuerpo sin vida, hallado en extrañas circunstancias, parece ocultar más de un enigma.

Como si hubiesen escuchado y atendido el consejo de Poirot («La solución de la mayoría de los crímenes se encuentra en el pasado de la víctima, que es donde hay que descubrirla»), los agentes comienzan a indagar contra reloj en la vida del profesor asesinado, y en la de su familia y entorno, a fin de solucionar cuanto antes el enigmático caso que se les ha confiado.

Ambos trabajan con método, concienzudamente.

Tesser, más resuelto, en el rol de hombre de acción, del héroe que no acaba de llegar a serlo.

Coira, tímido e inseguro frente a los riesgos y decepciones de su profesión, debe a menudo sobreponerse a la brutalidad o incomprensión de los hechos.

Ambos se muestran ante el lector profundamente humanos, con sus misterios y flaquezas, amores y rencores. Por este lado, el más psicológico, la novela también crece y se convierte en un muestrario de nuestra sociedad, con tipos interesantes, formados, competentes, pero lastrados, incluso traumados por infancias dañinas, decepciones o promesas incumplidas.

Destacan las mujeres, en cuya traza brilla la autora, demostrando un talento preciso y afilado, huyendo de lo manido, lo fácil, y adentrándose en honduras del ser.

Una cierta infelicidad compartida por varios de los protagonistas y la propia tensión de una investigación que se tuerce o complica por minutos abrirá las puertas de la intuición causal de algún ataque anterior, maltrato o violación, incluso de algún homicidio olvidado cuyo desentrañamiento ayudará a explicar los actuales móviles del crimen del profesor.

Una novela intensa, con varios y sorprendentes giros, que tiene su punto fuerte en los carácteres y roles, pero que también aporta una vertiente social y un corte, un sentido generacional, el de la Transición, de su origen a hoy, ambientando sus escenarios en un Madrid periférico y en las sierras y poblaciones rurales de su entorno.

Muerte y violencia en la base del pasado, ciencia y razón amparando la lucha de guardias y psiquiatras contra la huida de un asesino invisible. Y una gruesa y al mismo tiempo sutil armadura de palabras para interrelacionar sujetos y causas.