«Estamos en un momento de grandes fluctuaciones sociales», asegura el escultor Miguel Ángel Arrudi, autor de una muestra que se expone durante estos días en las instalaciones de la Biblioteca de Aragón, en Zaragoza. Su propuesta es clara y al mismo tiempo decidida. Futuro en fractura es el nombre que ha tomado la exposición, que pretende ser una advertencia sobre la precariedad medioambiental que reina en nuestros días.

Las obras, hechas todas con materiales reciclados como tubos de PVC, sirgas de acero y alambres, conforman en conjunto una propuesta teórica y estética en la que Arrudi lleva ya un tiempo trabajando. «Lo que pretendo es utilizar el vacío como volumen, el aire como material de trabajo. Es una pena que no haya más artistas que aprovechen este elemento, que en realidad es la base y el más abundante de todos», asegura el escultor. Eso sí, también advierte de que otros grandes de esta disciplina como Pablo Gargallo o Pablo Serrano ya se introdujeron en los estudios del vacío como un elemento más en la composición de sus obras.

Además del aire, el movimiento es otra de las características del arte de Arrudi. En Futuro en fractura, las piezas expuestas cuelgan de hilos como si de móviles se trataran, permitiendo que el viento las meza a placer. Así, la «materia eólica y, consecuentemente, cinética», son una constante en la obra de este creador, siempre con la intención de abrir nuevos campos teóricos en el mundo de la escultura.

MATERIALES POBRES / Con respecto a los materiales, el autor explica que ya lleva tiempo sirviéndose de objetos reutilizados ya que lo cree más consecuente. «Trabajo con materiales pobres porque estamos en un momento de crisis y es lo que encuentro proporcional. He trabajado también con materiales nobles, pero no es lo normal en mí», dice Arrudi. Su inspiración es el propio trabajo, es decir, pasarse horas pensando y teorizando en torno a diversas cuestiones que no siempre llegan a materializarse.

«El arte ha de ir adaptándose a las circunstancias y ha de aportar soluciones atrevidas. Estamos en un tiempo de grandes cambios a muchos niveles», reflexiona el escultor, que sin quitarle valor a según que tipos de arte figurativo opina que no se ajustan a las necesidades de la sociedad de la actualidad.

Más allá de lo artístico, Arrudi no teme adentrarse en otras disciplinas para sugerir soluciones. Por ejemplo, ha propuesto a las instituciones aragonesas instalar 6.000 generadores eólicos verticales dentro de la chimenea de la central termoeléctrica de Escucha, aunque de momento no ha obtenido respuesta. «Ayer mismo estuve en las Cortes pero no había nadie. Es Navidad (ríe). Como artista no me siento escuchado, la verdad. Eso sí, en todo momento sé quien soy yo y a quien tengo delante», afirma.

Abierta desde el pasado 4 de diciembre, la exposición va a entrar ahora en una segunda fase en la que las obras al completo serán expuestas en los exteriores de la biblioteca y en alto, para favorecer que el cierzo las mueva. Hasta el momento, había unas cuantas obras expuestas en el interior y otras en el exterior. En su nueva ubicación, Futuro en fractura podrá verse hasta marzo. «A los niños sé que les encanta y con eso ya me doy por satisfecho», concluye el artista.