Dicen que antes las navidades zaragozanas eran más blancas. Puede ser. A tenor por las imágenes de las calles nevadas a mitad de siglo lo que sí está claro es que a pesar de la dificultad de aquellos tiempos para apaciguar el frío, los niños esperaban ese manto blanco como una lluvia de caramelos, pues era sinónimo de vacaciones, días familiares y la llegada de los Reyes Magos. Era, sin duda, -como para los niños de hoy, que en eso ha cambiado poco- el mejor momento de sus vidas.

Esa Zaragoza invernal y navideña en blanco y negro es una desconocida para la mayoría de los zaragozanos. Pocos se acuerdan de las calles escarchadas y las fuentes heladas. En un tiempo en el que Papá Noel no sabía cómo llegar a nuestra ciudad, los Reyes Magos hacían turnos para acoger todas las cartas de los niños en las jugueterías de la ciudad; unas veces en los Almacenes El águila, otras en El Ciclón, en El Sepu o en el Bazar X. Las cabalgatas no llegarían hasta los años 60 y los belenes de la ciudad cambiaban de lugar --el Ayuntamiento comenzó a ponerlo en paseo Independencia, después junto a la Diputación Provincial y luego ya en la Plaza del Pilar-. La radio acompañaba las tardes con la vigilancia del Pajarito Pinzón, guardián del buen comportamiento de los niños ante los Reyes Magos… Todo ello recoge Días de Frío y Guirlache, una memoria visual de la Zaragoza navideña de los años 40-70, aunque puedan encontrarse referencias anteriores y posteriores a esos años.

Una obra que hoy, a las 19 horas, se presenta en el Patio de la Infanta de Ibercaja y que podrá adquirirse con EL PERIÓDICO DE ARAGÓN a partir del sábado, día 16, por 9,95 euros más el ejemplar del diario.

La obra ha sido coordinada y dirigida por María Pilar Gonzalo Vidao y los capítulos firmados por Jesús Crusellas, Arturo Bayod Blanco, Rafael Castillejo Murillo, Mariano Jesús Mingo Naval, Manuel Ordóñez Gracia y L. Fran Ríos Raffo.