'Trainspotting' fue mucho más que cine. Fue el grito de una década: los 90. La segunda película británica más vista de la historia resurge ahora, 20 años después, con una segunda entrega y el mismo equipo. Danny Bolye (Manchester, 1956) vuelve a reunir a Renton (Ewan McGregor), Sick Boy (Jonny Lee Miller), Spud (Ewen Bremner) y Begbie (Robert Carlyle) para resucitar la legendaria historia de los heroinómanos de Edimburgo en 'T2 Trainspotting'. Días antes de volar hacia la Berlinale, donde la acogida fue más que tibia, el consagrado director británico -que siempre se ha caracterizado por su riesgo y brío y que ha tenido grandes éxitos ('Slumdog millionaire') y grandes batacazos ('La playa')- presentó su nuevo trabajo en Madrid.

¿Por qué ahora? ¿Por qué 20 años después? He querido hacer algo auténtico. Es como un niño, que no puede ir siempre de la mano de su hermano mayor. Tiene que llegar el momento de que sea una persona propia. Y con la película ha pasado lo mismo: tenía que llegar su momento para ser un filme de pleno derecho. Habíamos hecho algún intento con anterioridad, pero no era bueno. Han tenido que pasar 20 años. No solo para mí sino para el guionista y los actores.

Que ya no son chavales. Es de lo que trata 'T2 Trainspotting', de la masculinidad y el paso del tiempo, de lo mal que se nos da a los hombres envejecer. Las mujeres son más sensatas. Lo hacen mejor porque el reloj les marca los tiempos. Nosotros no. Nos aferramos a nuestra juventud y seguimos actuando como críos. Eso es triste, desesperado. El personaje de Renton, por ejemplo, habla de hijos que no ha tenido. La película está plagada de niños desencantados con sus padres porque ese es el argumento: el desencanto. Begbie le dice a su hijo: tú serás mejor que yo. Ninguno de los protagonistas ha sabido crecer. Renton elige el desencanto. Sick Boy tiene el rostro desencajado. Spud, si acaso, es el único que ha encontrado una manera de evolucionar.

Los personajes han ido a peor. Siendo positivos podemos decir que se han congelado en el tiempo. Y sí, siendo realistas, que han ido a peor. Begbie ha estado en prisión y sigue con esa furia. Renton ni siquiera fue al entierro de su madre, lo cual es imperdonable. Spud se rehabilita, pero vuelve a caer.

Hace 20 años Ewan McGregor se dejó la piel y perdió 13 kilos. ¿Qué le ha pedido esta vez? Algo más difícil porque 'T2 Trainspotting' es un filme más doloroso, sin maquillaje, así que todos se tenían que desnudar. Le pedí a McGregor, y al resto, honestidad. Hace 20 años no eran tan distintos, pero ahora sí. Cuando Renton dice “tengo 46 años y estoy jodido” esa fue la honestidad que les demandé. Ningún actor quiere admitir su edad, todos te dicen 30 y tantos.

El personaje de Renton afirma que a lo más que puede aspirar es a un trabajo de mierda y que sea lo mismo para tus hijos, pero peor. Esa frase derrocha una ironía brutal. Es verdad que el monólogo empieza en tono de burla: “Elige vida. Elige Facebook, Twitter, Instagram. Elige buscar antiguas amantes. Elige tu futuro. Elige reality shows”. Es la arrogancia de la juventud. Pero él es ahora un hombre de mediana edad que ha perdido oportunidades y opta por el desencanto, por ser la persona que no quería ser. Se acuesta con una chica joven y parece que intenta revivir la adolescencia, pero el tiro le saldrá por la culata. Una doble ironía. Cuando tienes 20 años te da igual el tiempo y te da igual si llegarás a tener o no jubilación.

'Trainspotting' fue, en su día, una peli pequeña rodada en poco tiempo y con un presupuesto mínimo. Se convirtió en todo un fenómeno. Nos arriesgamos en ese momento. Es imposible hacerlo cuando eres mayor porque has perdido la inocencia. Sabes demasiado y tienes mucha experiencia. Lo que sí hemos querido rescatar ahora son ciertos principios. Ahora sí teníamos un presupuesto. Pero, ojo, modesto. 15 millones de euros no son 50. Si un productor te da 50 millones te dice que el final tiene que ser feliz. No estoy culpando a nadie, que conste, porque si soy yo el que da los 50 millones pues también digo cómo tienen que ser las cosas. Así que con 15 hemos hecho lo que hemos querido. Pero, vamos, los viejos tiempos no volverán. La diferencia es que antes nadie quería que rodáramos en su calle y nadie quería saber nada de nosotros. Ahora nos han abierto las puertas y pedido que rodáramos aquí y allá. Creo de verdad que las primeras películas son siempre las mejores porque vas a ciegas, dándote golpes y no sabes lo que haces. Si sobrevives harás algo bueno después. Y si no, ahí te quedaste.

Tiene hijos veinteañeros. ¿Ha hablado con ellos de 'Trainspotting'? No, no puedes. Puedes fingir que sabes lo que piensan y el cine que ven, pero no. Las dos películas son muy personales. A lo mejor los chavales de 20 años entienden mejor a sus padres al ver 'T2 Trainspotting'.