Dos Puertas Grandes, de Dávila Miura y Miguel Abellán, con dos orejas cada uno, en una tarde en la que Matías Tejela obtuvo un apéndice, no fue precisamente lo importante de ayer en Pamplona, sino la corrida de Jandilla, con tres toros sobresalientes y uno matrícula de honor, y la salida a hombros también del mayoral.

Se lidiaron toros de Jandilla, desiguales de presencia, aunque con cuajo los seis. Bravos y de buen juego salvo el complicado tercero. El primero fue extraordinario y en esa línea los tres últimos también muy buenos. Pero hay que recalcar el juego del que abrió plaza, aunque al que se le dio la vuelta al ruedo fue al quinto. Todos los arrastres excepto el del tercero, aplaudidos.

Eduardo Dávila Miura: pinchazo y estocada (ovación); y estocada fulminante (dos orejas).

Miguel Abellán: media defectuosa, y cuatro descabellos (silencio); y estocada fulminante (dos orejas).

Matías Tejela: pinchazo y estocada (silencio); y media (una oreja).

Salió el toro 10, el jandilla que abrió plaza, aunque el enorme jaleo que preside las corridas sanfermineras hizo que pasara desapercibido para muchos. No se enteró el presidente, que debía haber sacado el pañuelo azul para premiarle con la vuelta al ruedo. Y algo más grave: no se enteró el matador de turno, Dávila Miura, que se lo dejó escapar.

Pero fue tan bueno el encierro de Jandilla, cuatro de los cinco toros que iban a salir después, que hubo oportunidad para que ambos rectificaran. Aunque el mayor desacierto del palco fue su extrema generosidad con los toreros, poniendo un tinte triunfalista en la tarde. Dávila Miura, rectificó ya en el segundo de su lote, el cuarto, al que cortó las dos orejas, pese a que no hubo faena grande.

Y dos orejas asimismo cortó Abellán en el quinto, beneficiado en parte por el eco que dejaba el triunfo del compañero. El caso es que Abellán estuvo mucho más redondo en todo. Tejela se tuvo que conformar con una sola oreja del último, a pesar de lo embalada que iba la tarde. Nada hizo en su primero, que fue el garbanzo negro del encierro, y ya en el sexto buscó un triunfo fácil pensando que podría ocurrirle como a sus compañeros, pero pecó de un toreo mecánico.