Emilio Martínez-Lázaro (Madrid, 1945) regresa al cine tras volver a poner de moda la comedia española gracias a Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes, y lo hace acompañado de nuevo de Dani Rovira, regalándole un papel basado en su propia vida, el de un joven monologuista que pasa de actuar en pequeños bares a convertirse en una estrella mediática asfixiada por la fama.

Miamor perdido parte de un guion escrito por la hija del director, Clara Martínez-Lázaro (Hacerse mayor y otros problemas) y Miguel Esteban (guionista de El fin de la comedia). «Básicamente se lo robé a mi hija», cuenta el director. «Siempre me ha gustado dirigir películas en las que los personajes son más jóvenes que yo, por eso abundan las comedias generacionales a lo largo de toda mi carrera».

El director, que comenzó su andadura en los años de la Transición junto a cineastas como Fernando Colomo y Fernando Trueba en lo que se denominó la comedia madrileña ha ido reinventándose en cada nueva década y generando un éxito de taquilla que, de alguna manera, ha servido para redefinir las tendencias cinematográficas de cada momento. En los 80, Sus años dorados, en los 90, Amo tu cama rica, en los 2.000 el musical El otro lado de la cama y sus últimos booms, los Ocho apellidos.

"IRRESPONSABLE"

¿Se siente responsable de que la comedia se haya vuelto a poner de moda? «En todo caso, irresponsable», ríe. Recuerda que una cadena de cines estaba a punto de cerrar y no lo hizo gracias al éxito de la película. ¿Volvería a ocurrir? «Cada vez menos. Desde que entraron en acción las plataformas digitales ha disminuido el público. Las salas de cine solo sobrevivirán de forma residual y si no hay protección gubernamental, tenderán a desaparecer».

Ahora, con Miamor perdido (Miamor es el nombre del gato de la pareja protagonista, que se perderá), el director vuelve a la carga e intenta acercarse a la generación de los treintañeros en la era de Tinder. «En realidad, pasa lo mismo de siempre, que hay miedo al compromiso sentimental, pero ahora las posibilidades para ligar son infinitas… y claro, eso es un follón».

En la película, dos jóvenes comienzan un apasionado romance y todo parece tan perfecto que deciden sabotear la relación porque odian el romanticismo y saben que en algún momento se les acabará el amor. Como heroína encontramos a Michelle Jenner, que para Martínez-Lázaro es su mayor descubrimiento. Que el personaje de Dani Rovira sea monologuista también le sirve al director para tratar el tema de los límites del humor, hasta dónde es o no políticamente incorrecto. El director, tiene una opinión clara: «Es una barbaridad lo que está ocurriendo. Parece que nos quieran imponer censura en todos los niveles de nuestra vida para que estemos callados, nos acojonemos y no nos atrevamos a decir nada. Parece mentira que, tras 40 años de democracia, ahora vayamos para atrás».