Hizo su primera fotografía en Centroamérica en 1984 y la última aún no la ha hecho. En el 2009, su trabajo le valió el Premio Nacional de Fotografía y de ahí nació esta exposición que incluye 132 fotografías y 48 retratos tomados en conflictos de todo el mundo. Gervasio Sánchez se define como "autor, no artista", porque para él el "periodismo es un arma de denuncia permanente".

Antología, que puede verse hasta el 22 de febrero en el Pablo Serrano, es una "exposición dura" porque dura es la guerra y crueles sus consecuencias, tal y como se refleja en las caras de las víctimas que retrata Gervasio Sánchez. "No me gusta el morbo", asegura, por eso, salvo en las primeras imágenes --las que corresponden a Centroamérica-- "cuando era más ingenuo", no se ven muertos, pero ahí están, siempre presentes, en color y en blanco y negro.

La muestra se articula en cinco grandes bloques: América Latina, Balcanes, África, Vidas minadas y Desaparecidos, además de cuatro murales de personas afectadas por algunas de las realidades documentadas por el fotoperiodista.

Considera que siempre habrá guerras porque "es intrínseco a la condición humana" y además es "un gran negocio" y que pasado el tiempo "dejan de ser noticia". Además, cree que los conflicto "no acaban cuando dicen los políticos o los diplomáticos sino cuando se ha identificado, devuelto a las familias y enterrado al último desaparecido".

El público debe conocer la historia "sin tapujos" pero "contextualizada", de ahí que Gervasio Sánchez ejerza del 18 al 21, de guía de su exposición. Por cierto, mientras se pasea por la muestra, suenan bombas reales.