Cuatro años después de su estreno, La leyenda del Santo Bebedor regresa desde hoy hasta el domingo al escenario que fue su punto de partida, el Teatro del Mercado, convertida en una obra ya curtida y con el suficiente poso como para que su director, adaptador e intérprete, el aragonés Alfonso Desentre, la considere como la pieza más entrañable de su repertorio, "pues el personaje se me ha pegado a la piel y al corazón; lo he representado muchas veces y creo que me retiraré con él", decía ayer en la presentación del montaje.

Desentre se encontró con el relato de Joseph Roth y le atrapó hasta el punto de plantear llevarlo al teatro, algo que, como apunta "creo que no se ha hecho o, al menos, yo no tengo constancia pese a que lo he rastreado". Sí se hizo una versión cinematográfica que firmó Ermanno Olmi, pero como señala el actor y director de Teatro Imaginario "para adaptarla a la escena fue complejo, le di muchas vueltas, pero era un empeño".

Surgió así la primera versión, en la que aparecía un personaje femenino en escena, "que era más bien simbólico y ahora lo hemos eliminado para quedarnos solo con la esencia", y varios músicos que en esta versión quedan reducidos al acordeonista Ionel Ene "que sabe lo que es ser músico callejero y en París" y cuyo acompañamiento con su música es fundamental "pues logra transmitir esos momentos cómicos, de melancolía, de tristeza o patetismo por los que pasa el personaje", dice Desentre.

Y todo ello o solo ello (el músico, el intérprete y una escenografía sencilla), para contar la historia de Andreas Kartak (un alter ego del autor Joseph Roth), un vagabundo que un día bajo los puentes del Sena recibe de un desconocido una importante suma de dinero, que deberá restituir, cuando pueda. Desde ese momento la vida del clochard es un acercarse y perderse en el camino hacia su imposible compromiso. "Kartak es un personaje tierno, poético y maravilloso que muestra cómo desde la indigencia absoluta, desde la dependencia del alcohol y en unas condiciones míseras también se puede ser libre, bondadoso, íntegro y digno, mucho más que la mayoría de las personas asentadas en la sociedad", explica Alfonso Desentre.

El actor zaragozano asume este personaje "como un homenaje a todas esas personas cobijadas solo por el azul del cielo, entregadas al azar, abrazadas al recuerdo y al vino; personas sin techo que son generosas con sus días, con sus pasos y sus actos y valerosos de enfrentarse a los días sin nada en el bolsillo pero siendo íntegros y ejemplares hasta poder sentirse orgullosos de sí mismos". Y también, en estos momentos, al pueblo ucraniano, "pues el protagonista, Kartak es un minero de ese país emigrado a París y es un buen momento para acordarnos de lo que están pasando allí ahora".

Desde su estreno en el 2010 en el Teatro del Mercado, La leyenda del Santo Bebedor ha recorrido multitud de escenarios españoles y ha cosechado una gran acogida por ejemplo en Bogotá, donde Desentre plantea volver con esta obra además de presentarla en Buenos Aires.