Un Dios falible y humano que hasta sufre depresiones, un perro abandonado que putea, «tipitos y tipitas» que se cruzan en los hilos invisibles de la vida, un viaje al interior del ser humano, a sus soledades, humor negro… todo ello, en Dios, el Hombre, el amor y dos o tres cosas más (Lumen), con prólogo de Quino y primer trabajo largo del brillante dibujante argentino Tute (Buenos Aires, 1974).

-Es un relato difícil de definir. Es espontáneo, caprichoso, fresco, con tachones…

-Es absolutamente improvisado. Cogí 300 páginas en blanco y lo dibujé casi de un tirón, sin casi edición, sin hoja de ruta previa, sin pensar de qué iba a tratar, sin guion ni arco argumental. El desafío era hacer un libro de largo aliento. Sabía que quería dibujar las páginas hasta el borde. Sin boceto previo ni lápiz, directamente con rotulador. Con una punta de idea tiré del hilo haciendo que el material me sorprendiera a mí mismo. Cuando algo me aburría cambiaba el enfoque. Es como un juego cinematográfico: la cámara que se detiene, o se va con uno que cruza… De lo más farragoso paso al silencio, si vengo del blanco y negro paso al color, del absurdo al humor y a la poesía.

-El título, tan largo, da una pista de lo que encontrará el lector.

-No tenía ni idea de cómo titularlo porque era una mezcla de personajes y microhistorias tan variopintas que no encontraba título que se ajustara. Pensé en antinovela porque tiene algo de novela gráfica pero tampoco lo es. En novela inclasificable... Y acabé eligiendo este en homenaje a un gran director de cine argentino, Leonardo Favio, que puso a una de sus pelis un nombre tan largo como Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más... Y le puse una enumeración de las cosas que uno puede hallar en el libro.

-Una es ese Dios muy terrenal e imperfecto.

-Quise desacralizar la figura de Dios convirtiéndolo en un triangulito con un puntito y unos bracitos y haciéndolo a nuestra semejanza, humano, imperfecto, falible, pecador al estilo de los dioses griegos.

-Sus personajitos tienen problemas para relacionarse.

-Son personajes anodinos, sin nombre, un tipito, una tipita sin rasgos claros porque lo que importa es lo que dicen. Y chiquititos, como estamos en el mundo. La soledad y la dificultad para comunicarse son temas que me interesan, como el análisis de la conducta humana: por qué hacemos lo que hacemos, porqué decimos lo que decimos y qué se esconde tras lo que decimos. En parte hago humor para descorrer esos velos. Una vez preguntaron a Chumy Chúmez por qué no hacía humor de la actualidad y respondió: ‘¿Cómo que no lo hago? ¿Acaso usted no se siente solo?’. El estado del alma es actualidad.

-¿Qué es el humor para Tute?

-Es como la filosofía: interrogarse, preguntarse e interrogar al mundo permanentemente y poner a prueba todas las respuestas que obtienes. Y uno va creciendo y surgen nuevas incógnitas. El humor pone de manifiesto el carácter paradójico de la existencia. Hay una hermandad entre humor gráfico, filosofía y poesía para interrogarnos y devolver al mundo preguntas lindas e incómodas, para ponerle a la gente, y a uno mismo, un espejo incómodo delante. En ese hilo paradójico de la existencia, como decía Freud, uno tiene esa pulsión constante de vida y de muerte.

-También aparecen las relaciones de pareja.

-El deseo es el otro gran motor de la vida, más que el amor. El motor es el deseo para construir el amor, no el amor romántico que nos vendieron y que tanto daño hace: esa idea de que existe la media naranja.

-Habla de guerras en nombre de dioses, de codicia,...

-Todo eso y el destrozar al prójimo y a la tierra es algo inherente al ser humano. Habría que dar pelea para no ser tan humanos. El ejercicio de la reflexión y la templanza no es el de la mayoría. Tuvimos que darnos de frente contra la enorme pared que estaba montando el feminismo para darnos cuenta de que mirando hacia atrás éramos absolutamente injustos con la mujer, ¿cómo uno no se daba cuenta antes? Para eso sirve el humor, la filosofía, para poner en jaque pensamientos hegemónicos. La capacidad que tiene el humor de despertar conciencias.

-¿Incomoda el humor a los que mandan?

-Las derechas que hay en todo el mundo no aprueban el humor porque se sienten burladas, amenazadas. Ahora tenemos un gobierno de derechas en Argentina y es preocupante lo que está haciendo en el país, dejando cada vez a más gente bajo el nivel de la pobreza, en la calle y sin trabajo. Este gobierno dejará como herencia al siguiente una deuda de 100 años con el FMI. Volver a eso es una locura. La gente revolviendo la basura empieza a ser parte del paisaje, a naturalizarse. En Argentina los impuestos son imposibles de pagar para la mayoría, la inflación es galopante y los sueldos bajan, es algo perverso.

-En Argentina ha presentado su trabajo más personal.

-Sí, en ella repaso la historia con mi viejo, mi padre [Caloi], desde mi nacimiento hasta su muerte, atravesada por el dibujo, porque él era un humorista gráfico muy conocido en mi país. Habla de la relación de un padre con un hijo con la misma profesión.