'Diamantes en bruto' empieza con una de las transiciones más intrépidas de la historia del cine. En su plano inicial, la cámara contempla un enorme ópalo negro hallado en una mina etíope, y acto seguido se sumerge en la piedra para explorar sus fascinantes colores y texturas... hasta que, de algún modo, aparece dentro del colon de Adam Sandler.

Los chistes intestinales son algo de esperar en el tipo de cine que Sandler suele hacer, pero aun así 'Diamantes en bruto' es una rareza en su filmografía. "Siempre supimos que él era el único actor capaz de protagonizarla", asegura Benny Safdie, director de la película junto a su hermano Josh. En sus comedias, siempre ha derrochado una habilidad única para hacer que las situaciones más absurdas resulten de lo más verosímiles. Gracias al buen ojo de la pareja, Sandler no solo ha recibido los mayores elogios de su carrera; su ausencia entre los intérpretes nominados al Oscar es considerada uno de los grandes olvidos de la Academia de Hollywood este año. Otro, por supuesto, es la de la película misma, que acaba de llegar a Netflix España tras convertirse en el último fenómeno de crítica y taquilla del 2019 en Estados Unidos.

Su metraje recorre un par de días en la vida de Howard Ratner, joyero y ludópata que ve en el citado pedrolo la oportunidad de ganar el dinero que necesita desesperadamente para saldar su deuda con unos tipos francamente peligrosos; entretanto, y pese a ello, es incapaz de dejar de jugarse los dólares que aún no tiene apostando en el baloncesto y, en concreto, en la estrella de la NBA Kevin Garnett, que se interpreta a sí mismo en la película -también el músico The Weeknd tiene un papel-. Para Howard ganar significa solucionar su vida; perder conlleva destruirla. Y, mientras lo contemplan, los Safdie ofrecen una lección tan magistral de creación de tensión y caos que 'Diamantes en bruto' puede considerarse el equivalente cinematográfico de un cóctel Molotov, o de uno de cocaína con ácido. No he probado la cocaína, pero entiendo el símil, afirma Josh. Parte de nuestro objetivo es llevar al espectador al límite de la resistencia física. Con ese fin, las escenas de la película permanecen envueltas de una densa capa de sonidos superpuestos -de tonos de llamada, de timbres de puerta, de música de sintetizadores a todo trapo, de gente que se habla y se grita- que invita a la histeria e ilustra una estética deudora del cine de Scorsese y del de Cassavetes pero, a la vez, absolutamente singular.

PURO CAPITALISMO

'Diamantes en bruto' se inspira en las historias que el padre de los Safdie les contó cuando eran niños acerca de su experiencia trabajando en el Diamond District. Un barrio neoyorquino donde millones de dólares cambian de manos a diario. Es un lugar que simboliza el capitalismo en estado puro pero donde los negocios se hacen a la vieja escuela, explica Josh. Un lugar lleno de ladrones y timadores y también de turistas y en el que, de repente, de un todoterreno puede aparecer Floyd Mayweather. En otras palabras, hábitat natural para el tipo de personajes 'outsiders' que siempre han fascinado a la pareja. Crecimos rodeados de gente extraña y defectuosa, y aprendimos a ver más allá de esos defectos para detectar lo que hacía especiales y amables a esas personas. Esperamos que el espectador haga lo mismo. Asimismo, 'Diamantes en bruto' comparte varias inquietudes temáticas con el cine previo de los hermanos, y eso es algo para lo que ellos tienen una explicación rotunda: Nuestras películas previas son efectos colaterales de nuestro intento de hacer esta, sentencia Benny.

En realidad, inicialmente los Safdie tenían intención de rodarla después de su debut a cuatro manos, 'Daddy Longlegs' (2009) -sobre un tipo que se pasa el día corriendo por las calles de Nueva York mientras trata de cuidar de sus hijos, regentar un cine y tener algo de sexo-, pero ni pudieron conseguir el dinero necesario ni llamar la atención de Sandler, el actor que tenían en mente desde el principio; en lugar de eso, mientras seguían puliendo el guion y buscando protagonistas alternativos -a lo largo de los años, se barajaron nombres como Harvey Keitel, Sacha Baron Cohen y Jonah Hill-, rodaron el documental sobre baloncesto 'Lenny Cooke' (2013) y el drama 'Heaven knows what' (2014), retrato de una heroinómana en el que, recuerda Josh, exploraron el tipo de comportamiento adictivo y autodestructivo que también aquejan los ludópatas.

'Heaven knows what' atrajo la atención de Scorsese -a la postre productor ejecutivo de 'Diamantes en bruto'- y la de Robert Pattinson, que se apresuró a contactar con los hermanos para pedirles un papel. Como estos seguían sin tener dinero para hacer la película que realmente querían, en cambio filmaron 'Good time', un intensísimo 'thriller' escrito específicamente -y a toda prisa- para el actor británico. Rodarlo nos enseñó a crear suspense y a tejer tramas laberínticas, reconoce Benny. Y en general nos hizo mejorar muchísimo como directores. Un día, tras el estreno de 'Good time', Josh recibió un mensaje de texto de Sandler. Vuestra película es una puta locura. Y hasta hoy. En total, confiesa la pareja, un proceso de 10 años marcado por la misma ansiedad constante que 'Diamantes en bruto' provoca, y también del tipo de mentalidad proclive a doblar la apuesta que define a su protagonista. Con cada nueva película pensábamos: si esta no funciona, nos dedicamos a otra cosa, recuerda Benny. Afortunadamente, ahora ya parece ser demasiado tarde para eso.