Dionisio es un dios errante que navega sin rumbo, generador de danzas frenéticas, pero también perseguido, sufriente, moribundo y todos los que le acompañan y son rozados por su amor deben comparten su sino. Por una vez, Dionisio dejará de estar en segunda fila para convertirse en el protagonista de la historia. A partir de mañana y hasta el domingo, sobre las tablas del Teatro Principal, Rafael Amargo se convierte en el dios griego del teatro, el vino, el éxtasis y la fertilidad en su último espectáculo, en el que se combina flamenco, danza clásica y contemporánea, teatro y efectos audiovisuales.

Al acto de presentación del espectáculo asistieron, además de Rafael Amargo, la consejera de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Sara Fernández; el gerente del Patronato municipal de Artes Escénicas y de la Imagen; José María Turmo, y Antonio Albella y Cecilia Sarli como parte del reparto que compone la obra. «Acogemos una producción de uno de los bailarines más importantes del panorama nacional en la actualidad, tiene una distinción de verdadera estrella que recala en Zaragoza con este nuevo espectáculo», explicó Turmo.

Esta será la cuarta versión de una obra que cada vez que se exhibe tiene que volver a adaptarse a un nuevo recinto: «Dionisio es de mis hijos el más rebelde. Me está costando muchísimo criarlo, pero lo voy a meter en vereda», explicó Rafael Amargo, el actor que encarna a Dionisio, cuando valoró las otras ocasiones en las que había llevado a escena a este personaje. Así, Amargo explicó la complejidad de interpretar «un papel tan complicado, de un personaje de segunda fila», que resalta por su padre, y aseguró que todavía no tenía una idea fija de cómo hacerlo: «A mí me dijeron que me parecía un poco a Dionisio y la verdad tampoco sabía mucho de este hombre. Empecé a investigar y ví que sí que tenemos algunas cosas en común. Nos parecíamos tanto que después comencé una lucha contra el personaje, pero al igual que le sucedió a Pirandello, Dionisio se ha comido a su autor», bromeó Rafael Amargo.

En este sentido, Antonio Albella, que en la obra interpreta al personaje de Zeus, incidió en las similitudes entre Rafael Amargo y su personaje: «El Olimpo de Amargo es demasiado loco y por eso pega tan bien con el personaje de Dionisio», aseguró. Además, Albella valoró la relación y la confrontación existente del protagonista con su hermano Apolo: «A lo largo de la historia se suceden varios conflictos, pero el fraternal es de todos ellos uno de los más importantes. Hay una confrontación enorme con Apolo, él encarna a la perfección, mientras que Dionisio es la locura, el dios del vino. Por eso se producen tantos choques en la relación entre ambos», expresó el actor.

Por su parte, Cecilia Sarli recalcó su «suerte bendita» no solo por ser parte de este montaje y actuar en esta compañía, sino también por interpretar al personaje de Ariadna y alabó el arte de Rafael Amargo como bailarín: «Dionisio es una obra de teatro que hay que ver, su protagonista no pasa inadvertido en ningún momento. Es un gran intérprete y su cuerpo no le alcanza por el hecho de que quiere interpretarlo todo», declaró.

Por eso, lejos de ser un espectáculo donde solo tiene cabida la danza, Amargo introduce otras artes escénicas y con ello la palabra dentro de la obra. «Dionisio es una obra muy viva, llevada a escena por actores y bailarines de mucho talento, acostumbrados a trabajar en formatos como el del cabaret, que le dan mucha riqueza. Todo ello está conducido por la música y el audiovisual, y al mismo tiempo introduzco la palabra», apostilló Rafael Amargo, a la vez que afirmó que, en ocasiones, siente miedo y, en vez de continuar con el diálogo improvisa bailando: «Depende de cómo me comporte en el escenario, el final cambia. Esto y la adaptación que hacemos en cada escenario, hacen que cada día sea un estreno, cada sitio es diferente», concluyó. H