Comencé a hacerme preguntas sobre por qué Leonardo no entregó nunca el cuadro de Monna Lisa o por qué lo realizó tras haber rechazado su encargo en varias ocasiones y en el momento más atareado de toda su vida. Comencé a investigar y llegó a mis manos una reproducción de su autorretrato ya anciano. He de confesar que me conmovió profundamente su mirada de profunda tristeza y absoluta decepción y quise averiguar qué llevó a ese lamentable estado de ánimo a alguien que brilló en todos los campos y obtuvo el reconocimiento de sus coetáneos. El cariño que despertó en mí creo que puso en marcha mecanismos que ahora aún no alcanzo a comprender.