Es una pequeña broma pero su experiencia empírica dice que se cumple una y otra vez. «Siempre hemos dicho que los borrachos tienen ya desde tiempos inmemoriales una suerte especial porque cómo es posible que les pasen tal cantidad de cosas y siempre se salven». Los Drunken Cowboys solo tienen una explicación para ello: «Nuestra teoría es que si le haces una buena ofrenda a los dioses paganos, ellos te cuidan». Dicho y hecho. En torno a esta idea y a un concepto musical que no parte de la nada, el grupo aragonés publica su cuarto disco (en formato físico sale el 5 de junio aunque ya se puede escucha en las plataformas de escucha digital) Invocatio ad deos etilicorum en el que su estilo está más presente que nunca aunque es el trabajo en el que han «invertido más para que fuera profesional», comenta el vocalista del grupo, Juancho Rubio.

«Los romanos tenían a Baco... Lo que hemos querido simbolizar con este disco es el concepto de disfrutar de la fiesta. De hecho, el propio cedé es una llama de fuego, símbolo de las cosas primigenias más importantes, y la contraportada del disco es una hoguera apagada de la que solo queda humo...», asevera un Juancho Rubio que se lanza a explicar porque este nuevo disco que publican es lo que se considera una ópera bufa: «Para nosotros es algo muy importante porque es algo que siempre ha sido menospreciada por ser de carácter cómico. Ha sido un subgénero y nosotros hemos defendido que lo humorístico tiene la misma importancia que lo serio aunque siempre la historia le ha castigado calificándolo como algo superfluo mientras que lo serio ha sido elevado a lo máximo», reflexiona Rubio al mismo tiempo que revela una especie de provocación al aire: «Fíjate en Quevedo, lo que le hizo famoso fueron sus sonetos humorísticos sobre Góngora...».

Los Drunken Cowboys ha construido un disco con un hilo conductor claro, como no podía ser de otra manera, «lo que ocurriría en una noche, las canciones tienen una cierta consecución y te van llevando». En el trabajo se pueden escuchar canciones que hablan, entre otras cosas, de como «un tío vende su alma al diablo por un tractor» o incluso un homenaje a Miguel Ríos versionando su mítico Bienvenidos. «Miguel Ríos, al margen de todas las consideraciones que se le puedan hacer, musicalmente para España ha sido muy importante. El rock and roll que trajo, su difusión porque llenaba campos de futbol enteros fue enorme. Sin dudarlo, fue el verdadero triunfo del rock and roll en España y hemos hecho un homenaje aplicado a la invocación al alcohol», asegura medio bromeando Juancho Rubio.

Y es precisamente aquí cuando se desemboca en su estilo, el denominado wéstern etílico. ¿Algo que decir? «Cuando empezamos a tocar, hace ya diez años, buscábamos un estilo que nos definiera y no acabábamos de encontrarlo. Si haces heavy metal, pues ya lo tienes pero nosotros no teníamos un género concreto. No somos wéstern ni country, entonces dijimos ‘hemos ido buscando y no hemos encontrado algo que defina la mezlca de folk, punk, influencia americana con un poco irlandés’ así que nos inventamos el wéstern etílico que no es wéstern pero sí es etílico», razona Juancho Rubio que asevera que de wéstern, en realidad, solo meten un tema por disco: «Son estilos muy cerrados porque si haces un disco entero solo de eso acabas o borracho solo en la cantina o montando a caballo», bromea.

A Los Drunken Cowboys también les ha afectado, como no podía ser de otra manera, la pandemia: «El pufo ha sido curioso -explica Juancho Rubio-. El día que declaran el estado de alarma teníamos convocadas a 45 personas para grabar un videoclip y lo cancelamos, claro. Además, íbamos a abrir la gira de este disco el 28 de marzo en Zaragoza, en Las Armas, y nada, hemos cancelado toda la gira aunque los conciertos claro que se darán pero ya veremos cuándo», concluye el vocalista que apunta aún hacia una cosa más que le duele: «Es que a mí lo que más me gusta es la carretera y el contacto con la gente y en un disco eso no lo tienes, claro», señala Juancho Rubio.