No todo el mundo sucumbió al encanto de Shirley Temple. El novelista Graham Greene, que en los años 30 escribía críticas de cine, dijo de ella que en realidad era "una enana de 50 años". En otra de sus reseñas, el novelista británico fue más allá : "Sus admiradores --hombres y clérigos de mediana edad-- responden a su dudosa coquetería, a la vista de su pequeño cuerpo bien formado y deseable, lleno de una enorme vitalidad". La Fox interpuso en 1938 una demanda por difamación que implicaba una importante multa y la posibilidad de prisión para el escritor. Según las memorias de Alberto Calvanti, un realizador amigo de Greene, este decidió marcharse a México, un país sin extradición. Así que indirectamente, la actriz infantil fue la culpable de que el autor se inspirara para escribir su mejor novela, de tema mexicano, El poder y la gloria.