Visitó ayer el Patio de la Infanta de Zaragoza para pronunciar una conferencia que como no podía ser de otra manera tenía un título engañoso: «Es irónico, claro...», destacó Antonio Muñoz Molina antes de que empezara el acto. «Estaría bien que para escribir hubiera instrucciones pero la idea de la charla era que esas instrucciones generalmente son muy inciertas. Uno puede pensar que cuando ha escrito muchos libros tiene la experiencia que te permite saber cómo ha hecho una cosa pero en el caso de la novela, mi experiencia como autor, es que no hay instrucciones, en cada libro las cosas son distintas y cada vez uno tiene que aprender a escribir desde cero el libro que tiene que escribir. La experiencia de un libro no te sirve para otro».

El académico de la lengua aborda en su última novela la soledad del caminante en las ciudades y la rapidez con la que queremos vivir la vida. Algo que no es nada inocente, según razonó: «Lo que hay es un barullo perfectamente calculado para aturdir a las personas y hacerles que actúen como a gente muy poderosa le interesa que actuemos. Es un aturdimiento que les viene muy bien a los que mandan en el mundo pero las cosas no deberían ir tan rápidas».

CONCENTRACIÓN Y SILENCIO

Relacionado con esto y, aunque no cree en las instrucciones para escribir una novela, Muñoz Molina sí tuvo hueco para recomendar la observación: «Escribir, pintar, componer música, tocarla… son actividades que requieren concentración, silencio y persistencia. Son cosas en las que no hay atajo. Si quieres aprender a tocar un instrumento tienes que dedicarle mucho tiempo y si quieres dedicarte a un oficio como el de escribir o el deporte, requiere una concentración y una entrega durante mucho tiempo», indicó el escritor.

Entre sus críticas, Muñoz Molina siempre ha tenido un hueco para la ecología a lo largo de toda su obra y ayer no quiso dejarla pasar de largo: «Creo que la cuestión de la ecología y del cambio climático es cada vez más imposible ignorarla. La realidad la puedes ignorar durante un cierto tiempo pero al final se acaba imponiendo. Y una cuestión como el cambio climático que está relacionado con el modo de vida, las formas de producción, es urgente. No es sostenible un modelo que se basa en la producción continua de residuos que, además, no se pueden reciclar. Hay una isla en el Pacífico de basura que tiene miles de kilómetros cuadrados y es basura arrastrada de todo el mundo. Es una responsabilidad y un desafío para todos nosotros porque tenemos que vivir de otra manera, no con más pobreza o infelicidad, sino con más austeridad, es algo muy simple».

E irremediablemente, el escritor fue consultado por los masivos cierres de librerías en muchas ciudades (también en Zaragoza con la pérdida de Los portadores de sueños). Algo sobre lo que también fue contundente: «Cuando tú estás comprando en Amazon tienes que saber que estás favoreciendo a una multinacional que no paga impuestos en tu país y que se puede permitir el lujo de bajar los precios porque no está pagando ni sueldos justos ni nada, cuando una librería es un sitio que irradia conocimiento y tenemos que saber que si las cosas nos importan, tenemos que defenderlas nosotros. Es muy bonito quejarse de que ha desaparecido una librería pero a ti qué tanto te gustan los libros, ¿qué has hecho por la librería para que no cierre? Junto a estos, hay cuestiones políticas también fundamentales. La cultura y el libro en España tienen muy poca ayuda y hay otra cosa que supera la cuestión del libro que es que los alquileres de los locales de las ciudades igual que las viviendas tienen un precio que no puede pagar nadie», concluyó Antonio Muñoz Molina.