Familiares y amigos despidieron ayer al cantante Antonio Morales Junior, que se ha ido con la misma discreción con la que vivió, y tras unos últimos años complicados debido a la ausencia de su esposa, Rocío Dúrcal, fallecida hace ocho años y cuyo vacío le hizo sumirse en una tristeza permanente. Como resaltaron sus dos hijas, Carmen y Shaila, el consuelo por la muerte de su padre es que ahora los dos "ya están juntos, que es lo que querían".

Carmen, la mayor de los tres hijos --Antonio es el segundo y Shaila la pequeña-- recordó que su padre "no tenía ilusión por nada", desde que Rocío Dúrcal falleció hace ocho años, aunque "intentaba sonreír a la vida y ser feliz". A la capilla ardiente del cantante también se acercó la persona cuyo nombre estuvo unido al de Junior en su faceta de músico, Juan Pardo, compañero en Los Brincos y en el dúo Juan y Junior. Pardo tuvo un cariñoso recuerdo para un "ser excepcional, un niño que creció en la música y que seguía conservando el espíritu infantil con sus nietos". También estuvieron presentes en la capilla ardiente los dos hermanos de Junior, Miguel, acompañado de su mujer, Fedra Lorente, y Ricky, miembro fundador de Los Brincos. Miguel destacó que su hermano "no volvió a tener la alegría que tenía cuando estaba con su mujer".

Los restos mortales de Antonio Morales, que murió por causas naturales, fueron incinerados ayer en la intimidad.