El crimen de Cuenca es una película imprescindible, que hay que ver para «entender mejor donde estamos hoy, para entender la historia de nuestro país». Así lo cree Gonzalo Miró, que ha recogido la tarde del martes un premio Augusto del Festival de Cine de Zaragoza otorgado a título póstumo a su madre, Pilar Miró. Es una película de «absoluta vigencia, que sirve para reflexionar con la memoria puesta porque ayuda a no cometer errores que se cometieron en el pasado y en este momento hay mucha gente que no quiere que se reflexione», ha apostillado Víctor Matellano, director de documental Regresa El Cepa, que recuerda el rodaje de El crimen de Cuenca, y que se ha estrenado en Aragonia. Para Miró, este trabajo es muy didáctico y «explica perfectamente por qué la película es secuestrada en plena democracia» y es porque «no se pueden emitir determinadas secuencias basadas en hechos reales. Es censura pura y dura».

A la gala Visiones de la historia, además de Gonzalo Miró y Víctor Matellano han asistido también Guillermo Montesinos, actor en la película y en el documental; la productora Sol Carnicero; y Lourdes López Porras, alcaldesa de Belmonte, donde se rodó hace 40 años El crimen de Cuenca, por lo que ha recogido el Augusto de los Pueblos de Cine.

Hay que ver la película porque «forma parte del cambio de derechos que hubo en este país y eso no se puede decir de todas las películas», reconoció el hijo de la directora, algo que no que está de acuerdo Víctor Matellano, que ha defindio El crimen de Cuenca como «el símbolo de cómo el cine puede cambiar las cosas».

En cuanto al premio a Pilar Miró, Matellano ha reconocido que es «un acto de justicia reconocer la valentía de una cineasta que hace 40 años se atrevió a contar una verdad hasta las últimas consecuencias». Durante el rodaje de Regresa El Cepa, se ha dado cuenta de que «no todo en el Caso Grimaldos (dos inocentes fueron torturados hasta que confesaron un crimen que no habían cometido) estaba contado», al mismo tiempo que se ha dado cuenta de la «valentía de Pilar Miró como mujer y su grandeza como cineasta al narrar muy bien una película muy valiente y aguantar dos años de su vida una situación procesal muy dura». Por eso, ha reivindicado «el poder del cine y la gran importancia de Pilar Miró, que es totalmente reivindicable como cineasta y como mujer».

sufrimiento / Por su parte, Gonzalo Miró se mostró «orgulloso» por recoger el Augusto a título póstumo para su madre porque «significa que no cae en el olvido». El documental de Matellano le ha ayudado a «conocer la historia del proceso de la película con más detalle» y ha señalado que ahora, estaría orgullosa por lograr «la mayor pretensión de un cineasta, que es contar una historia y que sirva para cambiar las cosas». Ahora, 40 años después del rodaje, «me da la sensación de que si ella lo estuviera viendo hoy pensaría que valió la pena tanto sufrimiento».

Para Guillermo Montesinos, regresar a Belmonte y rememorar el rodaje original ha sido «fantástico», al igual que fue «maravilloso» rodar El crimen de Cuenca porque «yo me he mamado, como todos que decir que eras de Cuenca era decir que eras de la tierra del crimen y no había existido ningún crimen. A parte de un peliculón, sabía que significaba mucho a nivel social» pese a que «no esperábamos su secuestro». «Si a principios de siglo se cometió una gran barbaridad en este país, en el 79 se volvió a cometer otra y gracias a Miró y la película se tuvo que cambiar el código de justicia militar», ha dicho.

Lourdes López, alcaldesa de Belmonte, se ha mostrado emocionada por el reconocimiento, aunque ha señalado que el «agradecimiento sería nuestro a todas las películas rodadas». Y anunciado que existe un proyecto para crear un Museo de Cine.