Andar metido en El Ministerio del Tiempo provoca situaciones extraordinarias, como son los viajes al pasado que viven no solo los protagonistas, sino también, y de qué manera, los fieles seguidores de la serie. Pero en un rodaje, la situación se torna inversa. Es decir, es el pasado el que visita el tiempo presente. Esa es la sensación que ayer se sentía en Veruela al ver pasear por el claustro del monasterio a Gustavo Adolfo Bécquer conversando con personas que, estaba claro por sus atuendos, pertenecían a su misma época. La presencia del escritor sevillano y del ambiente del Romanticismo se hacía tan real, que si no fuese por los focos y las claquetas, la sorpresa de un visitante del cenobio ante tal situación le hubiese hecho entrar en shock.

En realidad, Gustavo Adolfo Bécquer es el actor Tamar Novas, protagonista del tercer episodio de la tercera parte de El Ministerio del Tiempo, capítulo del que, entre ayer y hoy, se ruedan varias escenas en el monasterio cisterciense del Moncayo. Hasta allí llega la patrulla del Ministerio al completo, Amelia Folch (Aura Garrido), Alonso de Entrerríos (Nacho Fresneda) y Pacino (Hugo Silva), quienes camuflados como peregrinos del Camino de Santiago, se alojan en el monasterio con la intención de contactar con Bécquer «que tiene un problemilla y a ver si le ayudamos», dice divertido Nacho Fresneda.

Y poco más puede contarse. O al menos poco más cuentan los responsables de la serie de Televisión Española. Solo que la historia está relacionada con las brujas, que también se habla de la Tía Casca (la mujer acusada de bruja que fue despeñada en Trasmoz en aquella época) y que se acabará de rodar en Madrid. En Veruela se está grabando en el claustro, en la iglesia y, hoy por la noche, en el cementerio. La celda del escritor, sin embargo, se tendrá que recrear en la capital de España, «pues la original hoy parece la habitación de un hotel», apuntaba el creador de la serie, Javier Olivares.

EL ESCENARIO Y EL PERSONAJE

Veruela es la primera localización que une al personaje protagonista con el escenario real en el que se desenvolvió, ya que, como apuntan Olivares «con Cervantes el corral de comedias no era el de Alcalá, sino el de Almagro, y la Residencia de Estudiantes tampoco lo era».

Una situación que no por conocida ha sorprendido gratamente a los responsables. Y así, Koldo Serra, encargado de dirigir el capítulo, se mostraba ayer encantado con el hecho y admirado ante el edificio cisterciense: «Ver a Tamar caracterizado de Bécquer andar por los mismos sitios que él… es algo que facilita todo; este es un lugar que inspira, tanto que vamos a tratar de recrear algunos de los dibujos de Valeriano Bécquer y hemos añadido secuencias en sitios que no estaban previstos, por el potencial de este sitio». Y es que Serra (Bosque de sombras, Guernika), pretende recrear «la luz y la estética que envuelven las Leyendas de Bécquer, la luna, la niebla, queremos que el capítulo respire Romanticismo”.

Koldo Serra es el primer director invitado de la temporada. «Enseguida pensamos que era el adecuado; es un amante del cine de terror, de la Hammer, sabe plasmar muy bien esas atmósferas enigmáticas que aquí necesitamos», cuenta Marc Vigil, director de cabecera de la serie.

Quienes también estaban encantados con el retorno a los rodajes, ya que la serie estuvo a punto de no contar con esta tercera temporada por cuestiones de presupuesto, eran los actores protagonistas. Nacho Fresneda reconocía que «hubo un momento en que pensé que no seguiríamos», de ahí que se mostrase feliz de reencontrarse con los compañeros «pues hemos creado una familia» y también porque el presupuesto permite algunas salidas a distintas ubicaciones: «Ya nos hubiese gustado poder hacer esto más veces; estar aquí en el sitio que estuvo el mismo personaje histórico es un lujo».

Hugo Silva, que se incorpora definitivamente al Ministerio tras la marcha de Fernando Sancho, decía volver al personaje de Pacino «encantado; además he leído varios guiones y creo que esta tercera parte va a ser espectacular». Silva, que trataba de calentarse tomando mate, considera que la serie «para nosotros es un reto a nivel artístico; un reto continuo, pues nuestros personajes pasan a convertirse en otros de un capítulo a otro; siempre aprendes cosas nuevas, matices de nuestra historia, de cómo somos, de la identidad que tenemos como país. Sin duda es una experiencia completa”.

Olivares, por su parte, agradecía las facilidades ofrecidas para el rodaje por parte del Gobierno de Aragón (a través de su Film Commission) y de la Diputación Provincial de Zaragoza, propietaria del monasterio y se congratulaba también de poder desarrollar la tercera parte tras unos momentos en los que la continuidad de la serie estaba en el aire. «Es verdad que ahora tenemos un presupuesto, pero ojo. Es una serie cara y complicada de hacer, cambiando de época, de vestuario… Pero hay otras 4 ó 5 cuyo presupuesto no es inferior y esas se ruedan en plató. Con un capítulo de Juego de tronos pagaríamos toda la serie. Es difícil con el dinero que tenemos hacer una buena serie que se vea en el extranjero y digan qué bien hacen las series en España», concluía aludiendo a la compra de la producción que ha hecho la plataforma Netflix, y que la llevará a 190 paises.