"El Principal es el teatro de toda la ciudad y debe satisfacer a los diferentes gustos y estéticas, de forma que el público encuentre su teatro en el que es su teatro". Con esta declaración de intenciones se presentó ayer Rafael Campos como nuevo gerente del Patronato Municipal de Artes Escénicas y de la Imagen, un cargo que asume "como un reto ilusionante, ya que se trata de mejorar las posibilidades de este servicio con la ciudadanía".

Campos sustituye en la gerencia del Patronato a Angel Anadón, quien, por otra parte, seguirá vinculado al Principal realizando funciones de "asesoría y apoyo" y con el cargo de director de este espacio escénico, según explicó la teniente de alcalde de Cultura, Rosa Borraz.

Pero tanto la programación como la organización del Principal --"que es el buque insignia"--, como del resto de espacios integrados en el Patronato, como el Teatro del Mercado, el Ballet o la Filmoteca, serán responsabilidad de Campos, que llega con una clara idea de renovación. "Los cambios no sólo atañen a los criterios de programación, sino también a la relación con el espectador, que debe estar lo mejor informado y atendido posible", dice.

SEDUCCION

Así, Campos estima que en el repertorio del Teatro Principal debe aunar las propuestas comerciales, que hasta ahora conformaban el grueso de la programación, con otras más vanguardistas y que quizá por ello, en principio, pudieran parecer minoritarias. "Se trata de buscar el equilibrio con espectáculos que sean capaces de seducir"

Por el momento, Rafael Campos está en la fase de toma de contacto con su nueva realidad, de ahí que no quisiera avanzar nada sobre la próxima temporada, "que ya está confeccionada a medias por Anadón", salvo que durante el mes de noviembre el Principal estará tomado por la compañía catalana La Cubana.

Lo que si tiene claro es la necesidad de una nueva relación con el espectador, con el objetivo de "atraer nuevos públicos y asentar la fidelidad del existente". En este sentido, considera fundamental la comunicación, "pues al principio de la temporada el espectador debe saber lo que va a poder ver", explica.

Este conocimiento anticipado del programa serviría para diseñar una política de precios y abonos adecuada, en opinión de Campos, quien también plantea poner en práctica ideas existentes en otros lugares, "como una asociación de espectadores, que en algunos países deja oír su voz en la programación".

Tanto Campos como Borraz apuntaron la posibilidad de ampliar las funciones del Principal "tanto en el tiempo como en la introducción de espectáculos que no sean teatro". No se trataría de mantener el espacio abierto todo el verano, por su coste, "pero si prorrogar algunas semanas su funcionamiento con montajes que pudieran tener una demanda de público", en la línea de los recientes conciertos musicales de Bunbury o de otra naturaleza.

En cuanto al Teatro del Mercado, Campos apuesta por su función de "laboratorio", acogiendo propuestas de vanguardia, de compañías que requieren menos infraestructuras, "pero que pueden traer buenos espectáculos que luego crecen, y es lógico que se dé oportunidad a las creaciones de la gente".

Otro de los retos es el Ballet de Zaragoza, que Campos definió como "un lujo maravilloso", pero que asume que es "una cuestión complicada por su naturaleza". De ahí que los objetivos sean "reforzar su estructura y buscar nuevos públicos", algo que podría intentarse con buena promoción y la producción de espectáculos de distintos formatos.