DIRECTOR Fran§ois Dupeyron

INTERPRETES Omar Sharif, Pierre Boulanger

PAIS Francia

AÑO 2003

No es la primera ni será la última película sustentada en el trabajo de un actor. De estos filmes, generalmente, sólo se recuerda con el paso del tiempo la interpretación en cuestión. Ni la historia cumple las expectativas ni el trabajo del director va más allá de filmar.

En El señor Ibrahim y las flores del Corán hay el bullicio de un barrio marginal parisino en los años 60, na banda sonora repleta de pop, jazz y rock´n´roll de la época, un adolescente que despierta al sexo, unas cuantas prostitutas que le ayudan en su despertar y un intento de definir culturas y creencias religiosas opuestas, pero lo único que recordaremos de aquí un tiempo es que aparece Omar Sahriff, y que por este trabajo en el otoño de su carrera ganó el César francés y el premio de interpretación en Venecia.

Sinceramente, nada más. El actor egipcio que triunfara internacionalmente con Lawrence de Arabia , hace 42 años, consigue dar equilibrio a las secuencias en las que aparece pese a los tópicos que el director y guionista Fran§ois Dupeyron, otro espejismo del cine francés de mal entendida qualité , pone en su boca.

El filme arranca lento, demasiado a la expectativa, como lo está el adolescente judío (Pierre Boulanger), que lleva años viviendo con su padre enfermo y fracasado. Entra en escena el señor Ibrahim, un viejo musulmán sufí que tiene una tienda, pero ni así adquiere más relevancia en la historia, pese a que cada una de sus apariciones es como un cursillo de filosofía de vida, la película sigue estancada.

Y esa no es la opción de Dupeyron. Cineastas diversos como Robert Bresson y Aki Kaurismäki han construido películas sobrela nada, sobre el discurrir lento del tiempo. Pero El señor Ibrahim y las flores del Corán no pertenece a esta categoría narrativa. Quiere decir muchas cosas sin aproximarse realmente a ninguna de ellas.