«Hasta poco después de su defunción, Elvira de Hidalgo fue una gran desconocida para los valdelderrobrenses. Solo unas pocas personas mayores habían oído hablar de ella y sabían que había nacido en Valderrobres», cuenta Manuel Siurana, director del Fundación Valderrobres Patrimonial. En la actualidad, Elvira de Hidalgo es un emblema para la capital del Matarraña y como tal serán hoy recibidos y sepultados sus restos en la localidad que la vio nacer un 27 de diciembre de 1891, después de numerosas vicisitudes para conseguir repatriarlos desde Milán antes de que acabasen en una fosa común.

La investigadora y profesora universitaria Margarita Celma fue la que en su momento alertó a las instituciones de Valderrobres, de la que al igual que la soprano es natural, de que en 2020 caducaba el nicho en el que reposaban los restos de Elvira de Hidalgo y a partir de ese momento serían exhumados.

El hallazgo se produjo cuando Celma ya estaba trabajando en Milán en la elaboración de la tesis doctoral sobre la cante, explica a Efe. «Recuerdo el día que me inquietó saber dónde estaban los restos de la soprano y recorrí, junto a mi marido, el cementerio Maggiore de Milán hasta que los encontré y pude dejarle unas flores», explica. Ese fue el punto de partida que le llevó a descubrir que los restos de Elvira de Hidalgo reposaban en un nicho «que habían costeado los amigos de la soprano y que caducaba en el año 2020».

UN LARGO PROCESO

Bruno Antoniolli y Maurizio Capusoni y otros amigos de la soprano se habían hecho cargo de los restos de la soprano al caducar la sepultura en 1990, momento en el que los restos hubiesen ido a la fosa común. Esos amigos le rindieron así homenaje pagando un nicho y manteniendo su memoria. El problema es que ese nicho volvía a caducar en 2020 y había que plantear qué hacer con los restos. En este punto apareció Valderrobres, lugar de nacimiento de Elvira de Hidalgo y también de la investigadora. «Nací en Valderrobres y pensé que podía ser una posibilidad, pues es una población en donde los restos estarían bien guardados y estaríamos muy orgullosos de tenerla entre nosotros», señala con orgullo.

Así comenzaron los trámites, en los que se implicaron el ayuntamiento de la localidad, las instituciones aragonesas y distintas asociaciones culturales. El traslado, sin embargo, no fue fácil, como cuenta Manuel Siurana, «ya que su sobrino nieto de Milán no solo no colaboró sino que acabó poniendo dificultades». «Afortunadamente, encontramos a sus sobrinas carnales de Barcelona, Elvira y Raquel Sala, que nos facilitaron las cosas», cuenta. Aún así hubo que hacer numerosos trámites, hasta que el 26 de febrero de este año se produjo la exhumación y el 5 de marzo se trasladaron sus restos a Barcelona. Hoy será sepultados definitivamente en Valderrobres, el pueblo que la vio nacer hace 127 años.