Entre la cuarta y la quinta cruzada para conquistar Jerusalén hubo una serie de acciones sobre las que no se sabe con certeza si son históricas o pura leyenda. Fue la llamada Cruzada de los niños, que congregó a unos 30.000 pequeños convencidos, ellos y los adultos que les facilitaron el viaje, que solo los puros de corazón recobrarían Tierra Santa. Ese tema que ha fascinado a tantos escritores, entre ellos a Marcel Schwob, está en la base de la novela Tiempos de esperanza de Emilio Lara, que ha ganado con ella el II Premio Edhasa Narrativas Históricas. Lara (Jaén, 1968) autor de la casa, que tiene en su haber novelas como 'La cofradía de la armada invencible' y 'El relojero de la Puerta del Sol' (Premio de la crítica de Andalucía).

Ambientada en el año 1212, la novela se construye como un "mosaico de mentalidades" y personajes que entrecruzan sus destinos en una Europa agitada por las guerras y los fanatismos. Así junto a los tres niños enrolados en la peculiar cruzada se relata también a modo de contrapunto la campaña del califa almohade al-Nasir que prepara desde Sevilla una marcha sobre Roma para que "sus caballos puedan abrevar en las fuentes de Roma". También tienen su protagonismo dos mujeres judías, que huyen de la furia antisemita. Y es que como asegura el autor, aquella fue una época de protorrenacimiento "en la que la mujer tuvo un peso importante en la sociedad, que perdió posteriormente y que no ha recuperado hasta siglos después".

Estela funeraria

Amante del cine clásico y en especial de las películas de John Ford, Lara es muy consciente de la enorme deuda que sus novelas tienen con el lenguaje cinematográfico. Antropólogo y profesor, asegura que la historia de estos niños entregados a una causa fanática le ha perseguido durante años desde los tiempos en los que era un estudiante universitario. Pero el desencadenante del relato es la leyenda de una estela funeraria romana que le conmovió y que reza: Mi hijo solo tiene cinco años y cuando llega la noche tiene miedo. Ese sentimiento emotivo ha sido destacado desde la editorial y conecta con la intención del autor que, asegura, está en sintonía con el tiempo presente. A mí me gusta mucho una frase de la historiadora Mary Beard, cuando dice que la historia sirve para dialogar con el pasado. En ese sentido, a mí me interesaba que esta novela mostrara una confrontación de fanatismos de diferente origen pero también contar cómo hacer frente a la adversidad.