El Festival Internacional En el Camino de Santiago acoge hoy uno de los espectáculos estrella de esta edición, Free Bach 212. Una producción de La Fura dels Baus basada en la Cantata de los campesinos de Bach, en la que la compañía se acompaña del cuarteto barroco Divina Mysteria. La cita es a las 22.30 horas en el Palacio de Congresos de Jaca.

-¿Qué le llevó a atreverse con Bach?

-Primero, buenos amigos que me adentraron en el mundo bachiano como David Cid (responsable del vídeo y codirector de este espectáculo) y, al mismo tiempo, conocer al cuarteto Divina Mysteria, de una calidad suprema. Que ellos dijeran que sí a un proyecto tan experimental en cierta forma fue el empujón definitivo. Los últimos años hemos visto que los músicos de barroco y clásica han perdido prejuicios y por eso podemos mezclar y entrar en experimentos como Free Bach 212.

-¿Quizá hace años, hablo de diez, no más, no se hubiera entendido este espectáculo y se le hubiera acusado de muchas cosas?

-Sí… De todas formas sigue siendo polémico, ¿eh? Porque hay puritanos que aún no lo entienden pero sí, es verdad que ha habido una evolución en cuanto a fusiones musicales y eso nos da la oportunidad de hacerlo sin prejuicios. De todas maneras, si La Fura en los 80 provocaba de una forma física y rompiendo el espacio vital del espectador, creo que el trabajo que estamos haciendo los seis socios de La Fura hoy en día es una provocación más intelectual pero sigue siendo provocación.

-¿Es esa provocación intelectual la única vía que queda actualmente? Lo digo porque parece que ya lo hemos visto todo...

-Claro. Vivimos en un momento en que la gente tiene mucha información, es muy difícil sorprender porque todo el mundo puede acceder enseguida a cualquier dato o a cualquier espectáculo a través de internet y creo que es el momento de hacer un experimento de este tipo. En La Fura habíamos trabajado otras veces el aspecto flamenco y a mí me gustaba siempre pensar que usábamos los polos opuestos. Por un lado, el cante profundo del flamenco y por otro las últimas tecnologías, la música electrónica, y ahora hemos añadido un tercer elemento, que es el barroco de Bach que es el músico más genial de todos los tiempos con un trabajo suyo que es muy poco conocido, la Cantata de los campesinos.

-¿Ha sido complicado respetar tal cual la partitura original de Bach?

-No, no, me gusta pensar que hay una relación muy mágica con esta partitura. Bach es muy matemático y hemos ido introduciendo nuestras adaptaciones después de cada recitativo aria. Ha habido como un eco de ese trabajo pero la partitura original continúa exactamente igual.

-¿No tuvo miedo a que la música electrónica no se relacionara bien con Bach?

-En realidad, si te soy franco, no estoy haciendo ninguna adaptación de ningún tema musical de Bach. No estoy poniéndolo en su sitio, no pongo los sintetizadores en su estilo o en la partitura, lo que hago es un eco siguiendo el guion de la obra. Si de repente está llegando el recaudador de impuestos, el gobernador, yo he hecho un trabajo con sonidos de dinero usando todas las posibilidades que te da el trabajo electrónico pero no es una imitación al trabajo de Bach, es un complemento.

SEnDLa Cantata de los campesinos es una obra extraña en Bach porque es profana, ¿fue un atractivo más para elegirla?

-Sí, sí, la mayoría de trabajos de Bach son muy religiosos, o son de investigación de instrumentos o mitológicos. A nivel cotidiano, de trabajo social solo hay tres, una cantata dedicada a la caza, una segunda dedicada al café y esta tercera dedicada a la cerveza lo que me parece de una actualidad escandalosa. Pero no solo por la cerveza sino porque también habla de lo social, de la relación entre la gente, del amor…

-De hecho, aborda la crítica social desde lo burlesco, algo que casi es revolucionario en tiempos en los que le queremos poner límites a casi todo...

-Así es. Además, este espectáculo tiene un plus añadido, es muy optimista y alegre. Todo está visto de una óptica muy positiva y el público se lo pasa muy bien.

-¿Qué le recomendaría al público que se acerque a ver este Free Bach 212?

-Que venga con la mente abierta, que hablen sus radares y que entiendan que el trabajo habitual de La Fura no parte de esquemas convencionales sino que estamos rompiendo el tema. ¡Ah! Y que esta vez no hace falta que venga con impermeables y con zapatos de deporte porque no hay acción física, al menos en el patio de butacas.

-Llegan a Jaca, dentro del festival En el Camino de Santiago que programa música antigua. ¿Son conscientes de que la mera presencia de este espectáculo ya es algo transgresor?

-¡Me encanta! Ellos nos vieron en Barcelona en el festival Bachcelona pero en un formato muy primario, actuamos en una fábrica de cerveza y el espacio era muy pequeño, era casi formato de jam session. Y ahora lo que presentamos en Jaca ha crecido mucho. En un año ha ido creciendo, evolucionando, hemos añadido historias, luz… Los propios programadores se van a sorprender. Hemos ganado en volumen.

-Como no podía ser de otra manera, el espectáculo acaba con un multitudinario brindis con cerveza...

-A mí es de las cosas que más me gustan porque después de una hora y cuarto de espectáculo, la mezzosoprano, Eulalia Fantova, según el texto de Bach, dice «dejémonos de hablar de política, de rollos y vamos al bar» y, finalmente, hacemos una comunión con el público. El elenco del espectáculo baja al público y ahí acaba todo, charlando que en realidad es lo más positivo que se puede hacer.