La Academia Coppelia Danza de Zaragoza pone hoy punto final a un magnífico año, en el que sus alumnos «han respondido muy bien, con mucho esfuerzo y trabajo» a las exigencias de los profesores, como apunta Margarita Amills, que dirige el centro junto a Natividad Ara. Fruto de ello, el pasado mes de mayo, muchos de los jóvenes que toman clase en esta escuela de baile consiguieron hasta 20 medallas en el Concurso Orbe Mediterráneo celebrado en la localidad alicantina de Torrevieja. Varias de ellas de oro, además de otros galardones especiales como los de bailarín y bailarina revelación que consiguieron Ian Peñalver y Sabina Miguel respectivamente. Hoy, a partir de las 19.30 horas, los chicos de la academia viven uno de los momentos más esperados del año, el festival de fin de curso que les lleva al primer escenario de su ciudad, el Teatro Principal.

«Es un día ilusionante para todos», señala Amills, quien explica que la primera parte del programa está dedicada al ballet clásico, con La niñera mágica, «un cuento en el que participan todos los alumnos de la academia», que son un centenar. La segunda parte es una exhibición del resto de estilos y disciplinas que se imparten en el centro, como el ballet neoclásico, con las piezas Suite, 10 minutos más, Sueño, Arepo y El día que me quieras; contemporáneo, con Cisnes, Nothing’s y Nada imposible, el género musical con Nuestra pequeña revolución y Damas y caballeros, el flamenco, con Aire y Bairiz y de nuevo el ballet clásico con Les odalisques.

Una gran variedad de estilos que, como explica Margarita Amills, son esenciales en el aprendizaje de los futuros bailarines. «En Coppelia principalmente nos centramos en el ballet clásico, pero pensamos que para la formación de los alumnos es bueno que conozcan al menos nociones mínimas de estos otros estilos». Y es que el objetivo de la academia está claro que es fomentar la cantera, inculcar el amor a la danza entre los más pequeños y ayudar a mejorar su técnica a los más mayores. Más en una ciudad que, como señala la directora de Coppelia, «siempre ha destacado en el mundo de la danza», aunque en estos momentos dice echar de menos «más ayuda de las instituciones».

Margarita Amills considera que «toda la ayuda a la danza es buena», de ahí que agradezca los apoyos de los organismos públicos con los que cuentan compañías privadas como LaMov o Miguel Ángel Berna, pero echa de menos no solo apoyos a las escuelas, sino sobre todo a la danza clásica, «pues en una ciudad como esta, con el bagaje que tiene en ese mundo, hace falta una compañía de ballet clásico como la que hubo en su momento». Sería una forma de dar salida a los jóvenes que hoy están en las distintas escuelas y academias de danza de la ciudad ya que lograr que un centro pudiera crear su propia compañía, con todo lo que requiere, es una utopía. «Demasiado esfuerzo, casi imposible», lamenta.