Hay un antes y un después a partir de la figura de Paco de Lucía. Su universo y su musicalidad fueron el motor que le movía a aceptar las propuestas sonoras de sus músicos de confianza. La música flamenca no admite ningún término medio. Para ellos hay cosas sagradas como son el ritmo y el fraseo. Y en mi caso, esto me obligó a hacer un estudio a fondo de todos los palos flamencos para no hacer incursiones que desvirtuaran su lenguaje. En mi experiencia, puedo decir que las colaboraciones como arreglista y pianista en proyectos liderados por él fueron una clase magistral para mi futuro y mi carrera musical. Qué suerte haber hecho arreglos para uno de sus discos más representativos: Zyryab.

Aún recuerdo cuando me llamaba para pedirme falsetas de bulería para incorporarlas a este disco. Le envié algunas, y de entre ellas, se fijó en la que figura en la parte central del tema que da nombre al disco. También colaboré en Canción de amor. Él tenía las ideas principales, pero necesitaba ampliarlas y hacer variaciones sobre las mismas.

Posteriormente orquesté y di forma a un ballet que lleva por nombre Los Tarantos, un encargo del Ballet Nacional de España. Este proyecto nos llevó dos años de trabajo.

Y para acabar no puedo dejar de hablar de las colaboraciones con Camarón de la Isla, dado que Paco de Lucía era su guitarrista habitual. Piezas como Calle Real, Campanas del alba, Viviré, Te lo dice Camarón etc, son recuerdos vivos y extraordinarios, ya que haber trabajado con estos dos monstruos de la música flamenca no deja de ser un orgullo.

Gracias por tus excepcional maestría, Paco. Sin ti el flamenco sería diferente.