«Estos días azules, este sol de la infancia» es el verso encontrado en el gabán de Antonio Machado tras su muerte, un verso quizá dedicado al gran amor del poeta, Guiomar, que no era otra que la poetisa Pilar de Valderrama. Una historia de amor que descubre la periodista y escritora Nieves Herrero en Esos días azules, que ayer firmó en la Casa del libro.

-¿Qué le atrajo de esta historia?

-Todo, yo siempre he sido muy lectora de Machado, pero a Pilar la historia le ha hecho muy poca justicia. Yo conocía las canciones a Guiomar pero pensaba que eran una invención del poeta y de repente cuando su nieta, Alicia Viladomat, llegó a mí y me dijo que le gustaría que contara la historia de su abuela porque si no se iba a perder, le pregunté: «¿Quién es tu abuela?» Era Guiomar, que en realidad se llamaba Pilar de Valderrama. Rescatarla, con ayuda de mucha gente, ha sido un trabajo muy bonito.

-¿Cómo la definiría?

-Una mujer de familia aristocrática, donde trabajar estaba mal visto. Ella escribía mucho y su marido le decía que lo dejara y por eso la criticaba. Cuando conoció a Machado ya estaba terminando su segundo libro y luego escribió muchos poemarios e incluso obras de teatro. Machado la contagió de una actividad literaria muy fuerte, aparte de que le gustaba tanto lo que hacía que intentaba que sus amigos le hicieran una crítica pero entonces costaba Dios y ayuda. Era muy difícil destacar en esa época como mujer.

-¿Qué le ha enseñado esta historia?

-A no desfallecer, a saber que hay que vivir el momento y que las cosas buenas pasan muy rápido y a veces de forma fugaz. Y este amor no fue fugaz porque duró ocho años, pero durante todo su vida ella siguió pensando en Antonio Machado aunque él muere en el 39 y ella en el 79. Ella en el inicio del libro escribe: «Si estás leyendo este libro es porque yo ya he muerto y quiero confesar que yo pequé y amé a Antonio Machado durante toda mi vida».

-¿Qué información le aportó la nieta?

-La nieta me dio cartas de ella, cartas que había escrito a Jorge Guillén, a un crítico llamado Cano, a gente de su época porque ella era de la generación del 27, y Machado, el último de la generación del 98 pero se daban la mano unos y otros. En los libros de Machado ella ocupa líneas, no tiene mucha trascendencia, y sin embargo, ella dice que la tuvo. Yo como me baso en ella, le doy la importancia que ella cree que tuvo esta relación. A ella le marcó su vida y dice que la vida del poeta, los últimos años, se los dedicó a ella.

-Fue una mujer adelantada a su tiempo. ¿Por qué no dejó a su marido?

-Ella pertenecía a un grupo de mujeres intelectuales que promovía el voto femenino, pero era muy religiosa, tenía tres hijos y en esa época, divorciarse era renunciar a sus hijos y ellos hubieran tenido el estigma de una madre que les había abandonado por un hombre. Su padre era Gobernador de Zaragoza, por eso a ella le ponen el nombre de Pilar y está bautizada aquí, y en cuanto cae enfermo y después muere, ella pasa a estar interna y no quería que sus hijos sufriensen esa soledad. Ella no deja a su familia porque es madre por encima de todo.

-¿Por qué ha permanecido silenciada tanto tiempo?

-Yo creo que porque no se la ha querido reconocer su valor como poetisa o dramaturga.

-¿Y en los corrillos intelectuales?

-Una vez que muere Machado y acaba la guerra, sí porque ella se lo había confesado a Gerardo Diego, a Concha Espina… pero hasta que no muere su marido no se decide a escribirlo para que sus hijas lo sepan. Es muy difícil dejar tu vida por una pasión desmedida.

-¿Qué le dijo la nieta cuando leyó el libro?

-Al principio la familia no se lo podía creer, una persona tan religiosa, tan recta, tan callada. Intuían que su pensamiento estaba en algún punto y no sabían por qué. Ella confiesa que mira por la ventana cada tarde pensando que el poeta iba a venir a por ella, eso ya después de muerto; porque en vida el poeta iba cada día a ver si se asomaba al balcón.

-¿Ha sentido presión a la hora de escribir al ser un personaje real?

-Presión no, pero sabía que los machadianos me iban a mirar con lupa. Yo tenía a los guiomares, por decirlo de alguna manera, a favor porque este libro es una visión de ella, de cómo fue esa relación. Hay mucha documentación sobre Machado pero muy poco de ella y para mí ha sido un lujo dar voz a Pilar de Valderrama.

-Tras la biografía de Carmen Polo y ahora Pilar de Valderrama, ¿llegará otra historia real?

-Yo no las busco, me las encontré por el camino. Son mujeres que están en las antípodas pero me gusta escribir de España y estas novelas cuentan la otra historia, la de ellas, pero es también la historia de las dos Españas, una de derechas y una de izquierdas y contar esta visión desde Machado o los Valderrama, al fin de cuentas son las dos Españas, que todavía tenemos.