Si su primera novela, La urraca en la nieve, la situó en el París impresionista, ahora ha traído su relato a un paisaje mucho más reconocible para los aragoneses, el Pirineo y la Zaragoza de la guerra de la independencia. El pamplonés afincado en Zaragoza, Javier Plaza, acaba de presentar Canción de otoño, un libro que recoge la historia de una mujer descompuesta por los horrores de una guerra que retrató Goya y en la que perdió a su marido y a su hijo. «Esta es la historia de una reconstrucción personal, ya que en el inicio del libro ella piensa que su vida ha acabado y no encuentra alicientes para seguir viviendo», cuenta Plaza.

mujeres en el relato / Rosa, la protagonista de la historia, es el eje central de una trama en la que el paisaje y las tradiciones del entorno se convierten en un personaje más. El libro comienza cuando la mujer llega a Fanlo, el pueblo donde se crió y cuyos habitantes, familia y amigos de toda la vida, le ayudarán a superar los estragos que ahogan su vida. Plaza, que quería situar su novela en el Pirineo porque se declara un «apasionado» del lugar, narra con detalle muchos de los pasajes que destacan de la cultura del Alto Aragón, como las navatas que bajaban la madera o la trashumancia del ganado.

«Quería devolver al Pirineo un poco de toda la belleza que a mí me ha aportado. Quiero que los que lean el libro puedan conocer la belleza de estas montañas y valles que a mí me han fascinado», explica el autor, que para escribir Canción de otoño se ha ayudado de grandes obras de la literatura pirenaica. «Hay libros del Pirineo que son obras maestras y que por desgracia ya no se encuentran fácilmente, pero que te muestran lo dura que era la vida en aquellos valles», comenta. Como ejemplo, Plaza se sirvió de La solana de Carlos Baselga o Guerrilleros y patriotas en el Alto Aragón, de Ramón Guirau.

La historia es otro de los elementos por los que Plaza se siente atraído. Al igual que en su primer libro, Canción de otoño retrotrae al lector al pasado, concretamente a 1810, cuando el ejército napoleónico trataba de zafarse de las guerrillas que les acosaban en las montañas aragonesas. «Los que vivimos en Zaragoza siempre hemos escuchado hablar sobre la guerra de la independencia, porque está en nuestras calles y nuestros monumentos. Me llamaba mucho la atención el cómo se desarrolló la guerra en las partidas del Pirineo. La guerra no solo afectó a Zaragoza y no todo se reduce a Los Sitios», aduce el autor, que añade: «Escribo novela histórica porque me ayuda a entender de temas que me apasionan. Crees que sabes mucho como para escribir una novela y te das cuenta de que no».

poesía / De la forma de escribir de Javier Plaza se podría destacar el particular interés y la pausa que pone en las descripciones, creando paisajes que se aparecen ante los ojos de los lectores y que rozan lo poético. «Publico muy poco. El primer libro me costó ocho años y este segundo cinco. A mí me gusta darle muchas vueltas a los párrafos, soy muy maniático. Siempre digo que no sé si quedarán bien o mal, pero quedan como yo quiero. No tengo ningún problema en darle las vueltas que haga falta a un texto, aunque eso suponga retrasar la publicación de la novela un año. Esa no es la prioridad», admite el escritor.

«La escritura es mi pasión. Me encanta leer y a todo el mundo que lee mucho en algún momento algún día le da por escribir. Escribir es una obra de arte en la que tienes un lienzo en blanco para pintarlo como quieras», cuenta Plaza, que se describe como un «lector empedernido». «Si tuviera que elegir, me encantaría haber escrito El embrujo de Shanghái, de Juan Marsé. Lo tendré que plagiar algún día», ríe Plaza. Ahora, según dice, espera con ganas la reacción de sus lectores, de los que espera que «aprendan».