El escritor sirio Mustafa Khalifa, que puso voz a trece años de torturas en las cárceles de su país a través de su libro 'El caparazón', busca desde el exilio sentar al régimen de Bashar al Asad en un tribunal para que responda por los crímenes cometidos.

Desde París, ciudad donde reside, Khalifa colabora con abogados sirios para buscar la forma de enjuiciar a Bashar al Asad, un activismo en contra del régimen que ya comenzó con la publicación de su primer libro 'El caparazón' y que ahora continúa con su segundo libro escrito en árabe 'La danza de las tumbas', que por ahora no se ha traducido al castellano.

Así lo ha afirmado a EFE Naomí Ramírez, doctora en Estudios Árabes e Islámicos y una de las traductoras de la obra de Mustafa Khalifa, en un encuentro en la Universidad de Zaragoza, al que estaba previsto que asistiera el propio autor.

Debido a un percance con el billete de avión, Khalifa no ha podido viajar a Zaragoza, donde este viernes se ha hablado de la situación dramática que vive Siria, después de siete años de guerra.

Ramírez, quien se ha especializado en el país sirio, ha comentado que el régimen de Al Asad ha ganado la guerra militarmente, pero ha afirmado que esa ventaja no le va a permitir controlar todo el territorio sirio, que ahora está dividido en zonas de influencia tomadas por Irán, Rusia o Turquía.

"Ahora mismo Siria es un país intervenido por todos lados con un régimen que no puede controlar el país, y eso se va a generar esa situación de inestabilidad continua, en la que siempre va a haber conatos de enfrentamiento entre las distintas zonas", ha añadido.

Para Ramírez, el futuro de Siria pasa por comprender que está en un estado de devastación "absoluta" y necesita una "regeneración" política para poder resurgir de alguna forma, algo que no va a ser posible, ha dicho, si Bashar al Asad continúa.

El presidente sirio se presenta como un "baluarte" contra el Estados Islámico cuando no está luchando, según Ramírez, contra este terrorismo, sino contra su "propia población", a la que lleva "masacrando desde 2011", bombardeando viviendas con personas dentro y asediando poblaciones, ha subrayado.

Y ha añadido: "no puede ser que la causa del terrorismo sea la solución al terrorismo".

En este sentido, ha remarcado que desde fuera del país activistas, entre ellos Khalifa, trabajan por demandar y enjuiciar a Al Asad, aunque es consciente de que no hay una "voluntad" por crear unos tribunales equivalentes a los de Nuremberg.

A pesar de la violencia con la que el régimen respondió a la primavera árabe de 2011, Ramírez ha lamentado la falta de respuesta de la comunidad internacional, más allá de condenas o sanciones económicas, con la que explica la duración de una larga guerra.

A su juicio, entre 2012 y 2013, cuando el régimen sirio estaba en un situación de debilidad, se demostró que no había una "voluntad política" de acabar con él, alargando el conflicto.

En esta situación, Ramírez pone el foco en la población siria que, como ocurre en todas guerras, ha sido la gran damnificada, una generación, incluso dos, indica, que ha sufrido un enorme trauma que difícilmente se va a poder gestionar.

"Hay niños que han nacido en esa situación que llevan viviendo en campos de refugiados y que difícilmente van a entender un mundo más allá de la guerra", ha precisado.

Este acto se enmarca dentro de la celebración de las jornadas #OctubreXSiria, organizados por el colectivo antimilitarista Mambrú, la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio y el Centro Social Librería La Pantera Rossa.