Pablo Delgado nunca ha ocultado su atracción por la bohemia de hace un siglo. Eso se hace muy evidente en estos Tres cuentos raros de artista que ha editado Javier Cinca Monterde, tanto en su estilo narrativo, repleto de ensortijamientos y expresiones neomodernistas, como en su ambientación; la acción, curiosamente, podría transcurrir sin problema en 1910 o en 2021.

Cierto es que los tipos un tanto atribulados de esa época encajan como un guante en los personajes de los cuentos, siempre a un paso de la caricatura. Vates letraheridos y creadores dolientes se pasean por las páginas del libro protagonizando tres historias escritas con lápiz afilado por el autor, que deja correr con mayor o menor intensidad su vena satírica, retratando unos caracteres que podrían definirse, dándole la vuelta al título del libro, como artistas raros.

Los dos primeros cuentos se desarrollan en escenarios muy similares, hasta el punto de que podrían muy bien ser el mismo, y los personajes de uno deambular por el otro sin levantar ningún tipo de sospecha: el micromundo literario. Es un escenario de vanidades, con sus escritores siempre anhelantes de gloria y reconocimiento de su talento creador como Edgardo, uno de los protagonistas, que planea su suicidio como forma definitiva de promoción de su poesía; y también el de covachuelas de poetas impertinentes que aprovechan sus reuniones intelectuales para reírse de quien no forma parte de su círculo, como sucede en el segundo de los cuentos. Pero ya se sabe que quien ríe el último ríe mejor.

La tercera de las historias es más bien una road movie, con más rock que endecasílabos, pero en la que también queda un hueco para una reflexión sobre el arte y los artistas. De hecho, los tres cuentos lo son, y tras el divertimento que voluntariamente ofrecen como primera impresión guardan una mirada más profunda sobre las mieles y las hieles de la creación.

'TRES CUENTOS RAROS DE ARTISTA'

Pablo Delgado

Cinca Monterde Editor

88 páginas