Aquel que te da consejos sin pedírselos; quien te recuerda que algo que tú has vivido no es así, una vecina que pone la radio un domingo a las 8 de la mañana o el móvil que suena sin parar cuando intentas hablar con un amigo. Esto son lo que Paco Ortega define como «pelmazos» y los hay «leves, que cuando se repiten mucho, se convierte en graves» y que aparecen en No me jodas, por favor, la primera obra de teatro que ha escrito y que tras el estreno el año pasado en el Teatro del Mercado se presenta ahora en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza mañana y el viernes, a las 20.30 horas. En definitiva, la obra habla de «lo mucho que me molestan las cosas que me molestan» o de lo malo que es «no poder vivir feliz y tranquilo pudiendo hacerlo», reconoce el director, que ayer presentó la pieza junto a Raquel Anadón, del Teatro de las Esquinas; y los actores, Belén Mirabal, Roberto Millán, Isabel Rodríguez e Iván Miguel.

Para la obra, escribió más de 60 escenas, que al escenario lleva 17 (una la firma Millán), entre las que hay actuales, del pasado, «de ciencia ficción, inverosímiles, etc», asegura. Y explica: «hay una charla entre Lola Flores y Luis XIV de Francia» o un actor que mientras interpreta el monólogo de Hamlet, oye el móvil de un espectador y este, en lugar de apagarlo, le dice al intérprete que se espere. Para Roberto Millán es «un reto cambiar de registro en cinco segundos, que una escena sea cómica y otra triste», a lo que Belén Mirabal apostilla: «Paco nos conoce porque ha sido nuestro profesor y ha elegido un personaje a favor y otro que no».

Aseguran que a «todos hay cosas que nos joden, del trabajo, de la vida personal, de la sexual, de la amistad, así que quien más y quien menos conectará con seis o siete escenas».

La escenografía es de Tomás Ruata, que ha convertido el escenario en un tablero de ajedrez con fichas «que no son fichas» y que cambia según sea la escena. La música corre a cargo de Gérard Mimone.

Del estreno de hace un año ha habido una mínima variación, 30 segundos en los que cuatro actores se juntan y se preguntan si todo funciona. Ortega asegura que se quitó una escena porque «era muy fuerte, un speech tipo El gran dictador contra todo» y reconoce que fue «doloroso prescindir de otras», por lo que, entre risas, dijo que podría haber un No me jodas 2.