El Teatro Principal acoge de jueves a domingo una de sus grandes apuestas de este primer semestre: 'Divinas palabras', una de las obras teatrales más conocidas de Ramón María del Valle-Inclán y la que más veces se ha llevado a escena fuera de España. Título esencial en la historia de la dramaturgia española, aterriza ahora en Zaragoza con una gran producción dirigida por José Carlos Plaza. Un total de once actores se subirán a las tablas del Principal para representar esta tragicomedia en la que lo dramático, lo cómico y lo grotesco se dan la mano. Con una estética muy próxima a los esperpentos, el autor gallego realizó en 'Divinas palabras' un desgarrador retrato del lado más oscuro y cruel de la sociedad española de la época. Una visión y un texto que sigue plenamente vigente porque muestra una España que continúa existiendo.

«Seguimos siendo el mismo país, con la misma golfería, picaresca y corrupción. Nuestra tragicomedia ha vuelto a quedar al descubierto con la crisis actual», ha indicado este martes en la presentación de la obra en el Teatro Principal Carlos Martínez-Abarca, el actor que da vida a Pedro Gailo, uno de los protagonistas. A la presentación no ha podido acudir José Carlos Plaza, uno de los directores teatrales más valorados del país, pero sí han asistido el productor Celestino Aranda y la actriz Olga Rodríguez, que representa a Mari Gaila. Todos ellos han estado acompañados de la vicealcaldesa Sara Fernández y el gerente del Patronato de las Artes Escénicas de Zaragoza, José María Turmo.

La obra, que el jueves se representará a las 19.00 horas y el resto de días a las 18.00, es una coproducción entre el Centro Dramático Nacional y Producciones Faraute.

Valle-Inclán escribió 'Divinas palabras' en 1919 y en ella muestra su visión esperpéntica de la realidad a través de la codicia y la avaricia que despierta un enano hidrocéfalo, expuesto en las ferias por sus familiares para conseguir dinero. La acción gira alrededor de la familia de Pedro Gailo, un sacristán casado con Mari Gaila, una mujer de armas tomar, con quien tiene una hija, Simoniña. La hermana de Pedro Gailo muere, dejando a su engendro, a quien sus familiares exponen en las ferias como medio de supervivencia del clan. Muerta su madre, el objeto del negocio se lo disputan Marica del Reino, hermana de la difunta, y los Gailos. El problema se zanja a través de una fórmula salomónica de reparto de las atenciones y los beneficios del pequeño monstruo: la mitad de la semana para unos, y la otra mitad para los otros. Pero todo se ve pronto truncado porque Mari Gaila incumple el pacto, lo que desencadenará un trágico e imparable enfrentamiento.

La obra representa de esta forma la insolidaridad y las miserias de un país que bien podría ser el actual. «El texto pone de manifiesto cómo pueden atacarse los habitantes de un pueblo entre ellos si se les somete a la incultura y al hambre; cómo responden con su mezquindad retroalimentando ese horror y esa tragedia», ha explicado la actriz Olga Rodríguez.

Con una evidente influencia de Goya y unas escenas que remiten a sus 'Disparates' y sus 'Caprichos', el texto confirma que no ha perdido ni un ápice de su poder corrosivo. Tal y como indica su director, la obra es «agresiva y a veces brutal»: «Inmersa en las raíces de un pueblo que se comporta con el instinto y no con la razón y unas acciones que corroen los pilares de una sociedad burguesa y retrógrada. Y todo ello a través de un acidísimo humor negro».

En este mismo sentido se ha manifestado Martínez-Abarca, que ha destacado que la obra también tiene ese punto «divertido, porque presenta la tragedia de forma sorprendente».

Además, y a pesar de la sordidez de los personajes y esa crudeza, el lenguaje utilizado por Valle-Inclán destaca por su belleza, con unas palabras que «se transforman en algo poético». El autor gallego ideó la obra con más de 50 personajes, por lo que los once actores representan a más de uno.

El realismo y lo ancestral de la España profunda se retratan a través de una gran escenografía a cargo de Francsico Leal, conformando unos frescos naturales que evocan al Goya mencionado anteriormente. «Cada escena es una belleza plástica muy potente, a lo que también contribuye el magnífico vestuario», ha subrayado Martínez-Abarca, que ha insistido en que la obra pone de manifiesto «cómo el poder, la religión, el hambre y la incultura pueden convertir a las personas en títeres».

No es la primera vez que José Carlos Plaza, Premio Nacional de Teatro en tres ocasiones, lleva a escena 'Divinas palabras'. Incluso realizó una versión operística con música de Antón García Abril. En esta ocasión, Plaza ha mantenido íntegro el texto de Valle-Inclán y hasta ha añadido varias de las acotaciones escénicas. Esta versión se estrenó en diciembre del 2019 en el Teatro María Guerrero de Madrid y desde entonces ha girado por varias ciudades. Además de los actores que estuvieron ayer en el Principal, el elenco lo componen Javier Bermejo, Alberto Berzal, María Heredia, Chema León, Mona Martínez, Diana Palazón, Montse Peidro, José Luis Santar y Jorge Torres.

'Divinas palabras' es la obra más universal de Valle-Inclán. Se han realizado 35 montajes en 18 países de Europa, América y Asia, 13 de ellos de habla no hispana.