Marinah, la exvocalista de Ojos de brujo, acompañada del guitarrista Chicuelo, protagoniza esta noche (Arbolé, 21.30 horas) la cuarta cita del ciclo Femenino plural. «Zaragoza es un gozo, mi padre es maño y mi abuela también lo era», dice divertida antes de alabar el trabajo del Teatro Arbolé: «Les sigo hace mucho tiempo y cuando vi el nombre flipé porque nosotros tenemos un tema de Sintonías que se llama Arbolé, un poema de García Lorca así que ¡vamos con tremendas ganas de cantar la canción!».

-¿Qué le aporta Chicuelo a Marinah?

-¡Oh, es una maravilla! Aporta calidad musical, una guitarra flamenca por derecho y, a la vez, lo que yo he flipado con el Chicuelo es que es un supermúsico, que escucha todo tipo de músicas y está hambriento de conocer e investigar. Nuestro encuentro fue estelar y muy sencillo. En un día compusimos seis temas, fue muy fluido. Siempre le digo que hace melodías que parece que las hayas oído en una película o algo.

-¿La coincidencia surgió de la libertad en la música que ambos plantean?

-Él ha mantenido siempre su línea flamenca y de acompañar al cante en su carrera pero siempre ha sido una persona inquieta y que ha estado en proyectos que rompían fronteras, prejuicios y se ha juntado con gente que tiene otros lenguajes y eso ha marcado su carrera.

-¿Eso es lo que debe ser la música?

-Yo siempre lo he visto así. Para mí la música es transgredir lo rígido del sistema en el que vivimos. Lo que nos aleja del de al lado, los miedos a la diferencia... son cosas que están en el ser humano, da igual que hagas música o que vendas pan, son cosas que hay que trabajar o imaginarios que hay que remover, darle a la maraca para ver otras cosas. Creo que casi todo el mundo cuando tiene la opción de ver otros lugares, otro punto de vista, su elección es querer más libertad y conocer más porque eso te hace más feliz que estar encerrado en tu lugar viendo a todos como enemigos.

-Que el trabajo que hicieron juntos se llamara Sintonías supongo que no es casualidad, ¿cómo va a ser el concierto de Zaragoza?

-El concierto va a ser muy emocionante porque hace muchos meses que no tocamos juntos, cada uno tenemos otros proyectos, entonces cuando se da esta unión es como una alegría, lo cogemos con muchas ganas. Los temas tienen una estructura como muy de jazz en el sentido de que, aunque sí que sabemos cómo empezamos y acabamos, todas las partes son abiertas, hay muchos solos y bastantes juegos. Eso para el músico es maravilloso porque es como salir al patio a jugar, te da esa libertad. Últimamente, en la música se lleva un poco la superficialidad y lo encasillado y en cuanto te sales de ahí ya estás demodé.

-Llega dentro del ciclo Femenino plural, ¿cómo ve los movimientos feministas que están en auge?

-Siempre ha habido esta exclusión de las mujeres de ese entorno profesional, de la toma de decisiones, se nos ha relegado a lo doméstico. Llevamos mucho tiempo luchando para que cada una sea lo que quiera, conseguir ese espacio de libertad en el que la mujer pueda decidir lo que quiere hacer con su vida.

-¿Y en la cultura cómo afecta?

-La cultura en el estado español lleva enferma unos cuantos años y siempre que hay una enfermedad sistémica las mujeres pillamos doble, como artistas y como mujeres. Estamos peleando para que por lo menos en los carteles de música haya un 60%-40% y a los que hacen un 15% se les dan palmitas, estamos muy lejos realmente de que haya una igualdad en las propuestas. No se trata de llevar a gente porque sean mujeres pero sí de que partimos de una situación discriminatoria y hay que dar un empujón para que eso sea natural, para que las chicas que vayan a festivales tengan un imaginario al que agarrarse, un referente, vean mujeres empoderadas y haciendo lo que quieren, igual tocando el bajo, la guitarra que bailando o siendo técnica. Yo animo a los compañeros músicos a que peleen con nosotras porque eso sería una escena sana y de eso se beneficia toda la sociedad.

-Es un pasado ya cada vez más lejos, pero ¿qué queda de Ojos de brujo en Marinah?

-Ojos de brujo me ha enseñado todo, aprendí un montón de música, de organización, de la vida y ser humano. Hubo cosas buenas y malas pero es lo mismo que una relación. Si tú has estados 12 años viviendo con alguien hay que intentar sacar lo bueno que te ha aportado porque es con quien has vivido las cosas más importantes.