Cannes, 18 de mayo del 2004. Los gritos de los trabajadores discontinuos de la industria del espectáculo llegan hasta la lujosa suite que Michael Moore ocupa en el carísimo hotel Carlton (una exigencia del cineasta). Moore se asoma al balcón, mira a los manifestantes, levanta el puño y grita: "¡Estoy con vosotros!" Luego da media vuelta y vuelve al refrigerado confort de su habitación mientras en la calle sigue la protesta. La escena, real, refleja de modo ejemplar las contradicciones de este Falstaff con gorra de béisbol que ha hecho del activismo un camino al estrellato. No siempre son las personas más virtuosas las que nos dicen las verdades.*

Periodista