La muestra de cine «más pequeña del mundo», como ellos mismos se definen, vuelve al pueblo pirenaico de Ascaso desde el martes 25 hasta el sábado 29 de agosto. De esta manera, los organizadores, contra viento y coronavirus, han conseguido sacar adelante su novena edición con un programa repleto de películas y cortometrajes independientes y de autor, filmes que no suelen tener una fuerte presencia en los círculos comerciales españoles. Organizado por la Asociación de vecinos y amigos de Ascaso Los relojes, la cita traerá proyecciones y coloquios con algunos de los directores de las películas de esta edición. Las sesiones de noche tendrán un precio de 4 euros y solo se podrán adquirir a través de su página web. El resto de actividades son gratuitas.

Una propuesta más que desafía a la pandemia del coronavirus pero tomando en consideración las medidas sanitarias para poder desarrollarse con seguridad. Todas las actividades se realizarán al aire libre y con uso obligatorio de mascarilla. Las proyecciones se harán en la era y la exposición Amnios, que hoy se inaugura, en la calle del pueblo. Así mismo se ha reducido el aforo a 150 personas; la era contará con una salida exterior para evitar aglomeraciones y no se habilitará la habitual zona de acampada. Sí se mantiene la tienda de recuerdos, situada en la plaza y el bar, únicamente para recoger la consumición.

«Nos lo hemos pensado muchas veces, hemos estado muchas veces a punto de suspenderlo, pero nos lo ha pedido mucha gente del Sobrarbe», comenta Miguel Cordero, uno de los organizadores de la muestra. Entre las películas que se encuentran está O que arde, La trinchera infinita cuyos autores estarán presentes el la muestra, Los lobos, de Samuel Kishi o cortometrajes como Litoral, de Juanjo Rueda o Hypnotic Sea/nema, de Rafael Ghilhem. Acudirán a esta cita algunos de los directores, a excepción de los dos macedonios, Tamara Kotevska y Ljubomir Stefanov, por la cuarentena que tendrían que realizar en el caso de viajar a España.

Para Ascaso, una aldea semiabandonada, la muestra de cine supone una renovación, aunque sea temporal, de la vida que habita: «Desde su nacimiento, la muestra de Ascaso tenía dos objetivos, por un lado traer el cine más premiado en circuitos internacionales, Berlín, Cannes, Sitges ...Hay películas que vienen y muchas veces no es que no hayan pasado por Huesca, es que no han pasado ni por Zaragoza. Acercar ese cine al mundo rural y al mismo tiempo recuperar Ascaso era nuestro objetivo. Un pueblo que no tenía luz, carretera, saneamiento, que correos nos había quitado el servicio postal en el año 2009 porque decía que la carretera era peligrosa para los trabajadores», explica Cordero.

Nuevo acceso // Esta edición sirve también para celebrar que Ascaso cuenta por primera vez con un acceso asfaltado. La pista, creada en los años 80 con carácter forestal no llegó a el núcleo urbano hasta los años noventa, y ha sido uno de los principales problemas para el desarrollo del pueblo, que ha visto como poco a poco menguaba su población.

Miguel Cordero explica cómo la muestra sirve de reivindicación en contra de la despoblación: «El abandono no ha sido de las personas, sino de las administraciones. El festival tiene una cierta repercusión y hoy por hoy podemos decirles a las instituciones que pagamos los mismos impuestos que en el centro de Boltaña pero no tenemos casi ningún servicio».

El clásico del cine que se proyectará el jueves será Touch of Evil (Sed de mal), de Orson Welles. El programa original contemplaba, como dice Miguel Cordero, otra trayectoria: «Durante el confinamiento pensamos si meter una película relacionada con lo que está pasando. Aunque la idea es poner grandes clásicos que la gente por debajo de los cincuenta años no haya podido ver en pantalla grande. Así que lo desligamos del coronavirus» Pero el cine tiene que servir también para curar los tiempos que se han vivido: «Pensamos que la gente tenía que descansar, que no podíamos hablar de pandemias ni de confinamientos, que la gente tiene que venir a Ascaso con mascarilla, sabiendo que tenemos la pandemia encima, que esto no lo arreglamos si no es entre todos, con mucho sentido común, pero también ver una película que nos saque de los telediarios y de las noticias».

Esta y otras propuestas que se realizan en Aragón peligran sin la ayuda de las instituciones. El año pasado, desde la Dirección General de Cultura del Gobierno de Aragón no se convocaron las subvenciones a entidades sin ánimo de lucro, algo que le costó «la vida» a otros festivales como el Obuxo, dedicado al cine de terror, en la localidad de Javierrelatre o el Festival de Circo de Altorricón. «Es incoherente con el discurso de Lambán y de los consejeros, que las asociaciones somos futuro, que la organización, la participación ciudadana, etc» explica con indignación Miguel Cordero.

Además el público que acuda a a la Muestra de Cine de Ascaso podrá disfrutar de la exposición Amnios, de Juan Zamora Lamas, se trata de una serie de fotografías que realizó durante los meses de confinamiento, del concierto de Ana Diáfana e Iñaki Zuazu y charlas con el director de O que arde, Oliver Laxe o con los tres directores de La trinchera infinita, Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga y la degustación de los vinos de la bodega ENATE.