Con septiembre llega el más intenso cuatrimestre gastronómico de la capital aragonesa, que se prolongará hasta el puente de la Constitución con una sucesión y superposición en varios casos de eventos y actividades con protagonismo de la bebida y la comida. La mayoría de ellos, con independencia de su mejor o peor acierto, apuestan por la difusión de nuestra producción agroalimentaria aliada con el resultado final en la mesa o en la barra. Y lo cierto es que están contribuyendo a elevar el nivel educativo, desde el punto de vista del paladar, de una ciudad que apenas destaca en el plano nacional.

Birragoza, por ejemplo, surgió cuando la cerveza artesana, hace ya seis años, era casi una rareza en nuestra tierra. Hoy se han multiplicado los elaboradores y cualquier establecimiento que se precie debe incluir alguna entre su oferta, además de aquellos que se han especializado en esta peculiar cerveza que se sirve sin filtrar ni pasteurizar.

Próxima en llegar esta la Liga de la Tortilla, que alcanza su cuarta edición y que también llegará hasta Huesca. Un campeonato diferente, ya que remeda a una copa futbolera, que pretende dignificar el tratamiento de la tortilla de patata, la de siempre, en Zaragoza, y cuyos resultados ya se pueden apreciar en numerosas barras. Pues más allá de quien haya ganado el concurso, van desapareciendo de la ciudad esas tortillas que parecían un ladrillo, algunas incluso del día anterior, más aptas para triturar el estómago que para disfrutar de un tentempié a media mañana. Y crecen las jugosas, las elaboradas en el momento, sabrosas y cocinadas con cariño.

Son los dos ejemplos más próximos, pero en breve llegarán jornadas con los vinos de Cariñena, que deben encontrar su hueco en las cartas de la ciudad; el festival Aragón con Gusto, plagado de actividades; las propias fiestas del Pilar, cada vez más suculentas; o el concurso de tapas, el más antiguo de España.

Oportunidades de formarse y disfrutar no faltan. Aprovéchelas, que poco cuesta.