Meses antes de su estreno, el documental de Michael Moore Fahrenheit 9/11 ya prometía muchos capítulos de desmentidos, insultos y amenazas que estos días han llegado a su punto culminante en Estados Unidos.

La película, "un trabajo de opinión editorial" sobre los cuatro años de Gobierno de George Bush, según definición del propio Moore, se estrena hoy en varios cines de Nueva York y el viernes hará su puesta de largo en todo Estados Unidos en un insólito clima de tensión.

"Hay que reconocerle a la derecha que está increíblemente organizada en sus ataques", ha proclamado Moore, que ha montado una defensa numantina para proteger la veracidad de su documental. De entrada, ha colgado una nota en su web con todos los detalles de este acoso y derribo que dice padecer el autor.

El director cuenta cómo debe enfrentarse cada día a una nueva batalla contra quienes atacan su película. "El dueño de un cine en Illinois ha recibido amenazas de muerte", denuncia Moore. Puede parecer una mera anécdota, pero no lo parece tanto en el marco de las movilizaciones impulsadas por Move America Forward , la organización con lazos republicanos que con sus presiones logró cancelar la emisión del telefilme The Reagans . Su propósito ahora es que los cines se nieguen a exhibir Fahrenheit 9/11 como "gesto patriótico" y contra el terrorismo.

UN GABINETE DE GUERRA

Por el contrario, Moore cuenta con el apoyo de MoveOn.org , grupo que ha instado a sus 2,2 millones de miembros a que acudan a ver la cinta el mismo viernes. Pero el mejor escudo se lo ha preparado el propio cineasta. "Un gabinete de guerra", como él mismo lo denomina, enviará a los tribunales a todo aquel que se atreva a descalificar cualquier dato informativo del filme. "Cualquier intento de difamarme se encontrará con nuestra verdad. Si siguen contando mentiras les llevaré ante el juez", ha desafiado el director de Bowling for Columbine .

El gabinete incluye a Chris Lehane, exasesor de prensa de Bill Clinton; un consejo de investigadores liderado por un veterano consultor de la revista The New Yorker ; el asesor legal Mario Cuomo --exgobernador de Nueva York--, y Joanne Doroshow, documentalista que prepara la llamada "biblia de los hechos". En ella estará todo el material, desde recortes de periódicos y revistas hasta copias del registro federal, para ayudar a los abogados de Moore en las más que previsibles denuncias contra un documental que quiere ser recordado como "el primero que ayudó a echar a un presidente en un año electoral", según Moore.

Una crítica ha procedido de la Casa Blanca, del director de comunicación, Dan Bartlett, que ha tildado la cinta de "escandalosamente falsa". Otra ha llegado del mismísimo padre del presidente y antiguo inquilino de la residencia oficial, George H. W. Bush. Este ha calificado de "bola de grasa" a Michael Moore y ha descrito su documental como "un vicioso ataque personal" contra su hijo.

La película golpea fuerte a la Administración Bush. Sugiere que manipuló los niveles de alerta para atemorizar a la población y justificar la invasión de Irak, que puso en peligro la seguridad nacional y que ayudó a la familia Bin Laden a salir del país tras los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001.

"Hemos repasado cada detalle, cada palabra, de la película, y nos hemos asegurado de su veracidad", ha dicho Joanne Doroshow. Hasta la semana pasada se produjeron pequeños retoques. Todo es poco para preservar un documental concebido para pasar a la historia.