"Personaje genial, de una extravagancia estudiada y cultivada elegancia". Así describe Antonio Pérez Lasheras, director de Prensas Universitarias, a Carlos Eugenio Baylín Solanas, un hombre que no desentonaría en ningún anaquel dedicado a escritores raros y curiosos. Nacido en Zaragoza en 1913 y fallecido en 1940, con tan sólo 26 años, este dentista de profesión ha sido uno de los nombres olvidados de la época de vanguardia previa y posterior a la guerra civil. Y eso que fue un hombre de derechas. Pero como apunta uno de los grandes estudiosos de su obra, Luis Ballabriga, "tuvo la mala suerte de ser un ganador en la guerra, pero perdió en la historia de la literatura, pues sus compañeros de generación no se tomaron interés por su obra".

En los últimos tiempos, sin embargo, varias iniciativas editoriales se esfuerzan por recuperar a este creador y devolverle el lugar que merece en la literatura aragonesa. El último de estos trabajos es la publicación por parte de Rolde de Estudios Aragoneses y Prensas Universitarias de Mensaje a Laura , un conjunto de 15 poemas inéditos de Baylín cedidos por la familia. "De estos poemas se conservan dos versiones, con modificaciones en el orden y en el título y alguna variante de escaso relieve. Editamos la que, con seguridad, es la última dispuesta por el autor con destino a su publicación", explica en la introducción, Pérez Lasheras.

CARPETA FACSIMIL

Mensaje a Laura se viene a sumar a la salida, hace unos meses, de una hermosa carpeta que recoje, en edición facsimilar, las cuatro plaquettes que el autor publicó entre 1936 y 1939 (Cuatro poemas , Llanto de ausencia , Retorno a la tierra y Fuego interior ). Prensas Universitarias, en esta ocasión junto al Instituto de Estudios Altoaragoneses, en su colección Larumbe, acometió también el proyecto de reproducir con fidelidad los libros de Baylín, una tarea no exenta de curiosidades: Fuego interior tiene un tamaño de 7x8 centímetros, con la consiguiente dificultad para su lectura. Por ello, en la caja se ha incluido un cuentahilos que la facilita. Ballabriga y el director del Museo Reina Sofía, Juan Manuel Bonet, se encargaron del cuidado de la edición.

"Carlos Eugenio Baylín fue un personaje curioso, un tipo adelantado, con unas inquietudes en consonancia con los movimientos de vanguardia del momento, como el cine o los deportes. Además --apunta Ballabriga-- difícilmente podría encontrarse en la Zaragoza de la época a otra persona que estudiase copto, como fue su caso". Esa singularidad ha podido contribuir al desconocimiento de su obra: "Así como de la izquierda cultural zaragozana ya se empieza a saber algo, de la derecha apenas se conoce nada". Para Ballabriga, este oscurecimiento casi puede considerarse "un misterio interesado".

Lo curioso del caso, y a pesar de que el propio Baylín se consideraba más poeta que narrador, es que fueron sus novelas policiacas las que le dieron renombre, alcanzando una enorme difusión en el momento de su publicación, a finales de los años 30. "De algunas de ellas se llegaron a editar 20.000 ejemplares", explica Ballabriga, que recuerda que la colección narrativa Letras publicó 10.000 copias de novelas como El doctor Silas no recibe , Cinco contradicciones o Tragedia sin nombres . Sin embargo, el propio Baylín se encargaba de realizar sus propios cuadernos poéticos en tiradas muy reducidas, que iban de los 14 a los 140 ejemplares la más copiosa.

NOVELISTA DE EXITO

"Para Baylín --apunta Ballabriga-- sus novelas eran como ejercicios de estilo, y lo que realmente le interesaba era la poesía. Cuando comenzamos a trabajar, comprobamos que su calidad como poeta era muy superior a la de narrador". De hecho, en principio, y tras los estudios derivados de la tesis doctoral realizada por José Enrique Serrano, estaba previsto volver a editar estas novelas, aunque posteriormente, la calidad de sus versos determinaron su recuperación como prioridad, ya que en ellos puede comprobarse su conocimiento de la mejor poesía de la época: "A pesar de su ideología de derechas, más por religiosidad que por política, era un hombre que leía a Neruda y Lorca, de los que se puede apreciar la influencia en su obra", dice Ballabriga.

Así, la edición de su obra narrativa se ha convertido en el siguiente objetivo de Larumbe para sacar definitivamente a Carlos Eugenio Baylin de su ostracismo literario.