El filósofo, historiador, sociólogo y filólogo Tzvetan Todorov, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2008, falleció ayer a los 77 años en París. A partir de los estudios filológicos y semióticos, con trabajos clásicos como su Introducción a la literatura fantástica, que analizó desde los conceptos de lo extraño, lo fantástico y lo maravilloso, tras dejar atrás los corsés intelectuales del estructuralismo, el pensador francés nacido en Bulgaria nunca dejó de ampliar su campo de intereses hasta llegar a calificarse a sí mismo como «un historiador de las ideas». La ilustración, la historia de la pintura, el choque de civlizaciones que supuso la conquista de América, el totalitarismo, las amenazas a las democracias... Diversas formas de enfrentarse a la relación con el otro.

ANÁLISIS DEL OTRO / «En sus últimos años tiene sobre todo dos temas, la historia y el análisis del otro; el análisis de la relación entre la historia y el individuo, entre el destino individual y los acontecimientos históricos que muchas veces acaban llevándose por delante a los individuos y cuyo punto máximo son los totalitarios, y el análisis de qué es la democracia en sí misma y qué peligros la amenazan, con libros como El miedo a los bárbaros (2008), Los enemigos íntimos de la democracia (2012) o Insumisos (2016), en qué plantea cómo enfrentarse a las derivas totalitarias o autoritarias de la misma democracia», explica Joan Tarrida, editor de Todorov en Galaxia Gutenberg.

Todorov deja un libro inédito acabado, El triunfo del artista. Un trabajo sobre la relación entre los intelectuales y la revolución rusa. Hace poco más de un año se le diagnosticó párkinson. Se mantuvo intelectualmente activo hasta los últimos días, cuando unas complicaciones respiratorias agravaron su estado.

Todorov (Sofía, 1939) es uno de los mayores intelectuales de nuestro tiempo, criado en la Bulgaria comunista y residente en Francia desde 1963. Desde 1987 dirigía el Centro de Investigaciones sobre las Artes y el Lenguaje del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS). Entre otros reconocimientos, ha sido distinguido con el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2008.

Todorov tuvo que esperar hasta la caída del Muro para abordar su experiencia como ciudadano de un estado totalitario y, para ello, se centró en su faceta como historiador a partir de los años 90.

Durante su carrera, publicó diversos trabajos, entre los que figuran Mijail Bajtín: el principio dialógico (1981), La conquista de América (1982), Las morales de la historia (1991), Elogio del individuo. Ensayo sobre la pintura flamenca (2000), El hombre desplazado (1996), sobre la emigración, Memoria del mal, tentación del bien (2000), El nuevo desorden mundial (2003), Los aventureros del absoluto (2006), y El espíritu de la Ilustración (2008).

Todorov también dedicó una faceta importante de su obra al estudio de la pintura y a cómo esta refleja los cambios en el pensamiento y en los valores. Entre sus obras, también dedicó espacio a Goya en La pintura de la Ilustración.