David Fandila El Fandi y Salvador Vega salieron ayer a hombros, tras cortar cada uno tres orejas, en la segunda corrida de la feria de Tarazona celebrada ayer. Javier Conde dio silenciada su labor a la muerte de los dos enemigos. Se lidiaron seis ejemplares de la ganadería Montalvo, bien presentados y de buen juego, a excepción del primero, de pocas fuerzas. El mejor fue el segundo. La plaza se llenó en más de la mitad de su aforo.

Salvado Vega escribió ayer una de las mejores páginas en la historia de la tauromaquia de la plaza de toros de Tarazona, pues realizó en el sexto toro de la tarde, tanto con capote como con muleta, una labor sensacional. El torero de Fuengirola comenzó su labor, recibiendo a este sexto ejemplar con lances a la verónica que remató de manera expléndida con varias medias. Tras otro recital de buen toreo de capa en el tercio de quites brindó su faena al público y cuajó una faena con magníficos muletazos por ambos pitones en los que hubo quietud, reposo, profundidad e imaginación para construir una gran obra de arte, que hizo callar a los tendidos de sol en su remate. Mató de una estocada y cortó dos orejas. En su primero, en el que obtuvo un trofeo, también se mostró muy lucido toreando la verónica y, con la muleta, cuando interpretó el toreo al natural. Toda su tarde estuvo marcada por la torería y el buen gusto.

David Fandila El Fandi no se quedó a la zaga aunque este torero granadino tiene otra concepción del toreo pues basa su buen hacer en el tercio de banderillas en el que ayer estuvo sencillamente magistral en sus dos toros. Con la muleta se acopló muy bien en su primero, en el que cortó dos orejas, pero en el quinto no acabó de encontrar la distancia adecuada, cortando sólo una.

Javier Conde se mostró desdibujado y carente de ideas, intentando justificarse. En su primero, realizó un trasteo sin credibilidad ante un animal inválido y en su segundo su labor fue un auténtico desbarajuste. Para colmo de males falló estrepitosamente con la espada en sus dos enemigos.