Luces y colores que inundan las calles; sabores y olores que impregnan el ambiente con el aroma de lo festivo. Varias canciones sonando al unísono sin orden ni lógica, creando una atmósfera especial. Esa sería la visión que muchos guardan en la memoria de lo que es la feria. Pero lo cierto es que esconde mucho más de lo que nos muestra. Dar una imagen que muy pocos ven; una imagen más cercana de un gremio peculiar y desconocido en el fondo, es el propósito final de la exposición Feria: ocio y vida. Un recorrido fotográfico cedido en su mayor parte por feriantes, que ofrece en primera persona sus recuerdos, sus vivencias y sus experiencias. Fotografías que son fragmentos de vida.

La muestra, que podrá visitarse en el Centro de Historias hasta el próximo 18 de octubre, recoge más de 500 fotografías, la mayoría de ellas recopiladas y tomadas por José Antonio Pérez, comisario de la exposición y al mismo tiempo encargado del diseño expositivo, del diseño gráfico y de la obra gráfica.

Las fotografías van desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, y en todas ellas es destacable la ausencia de color «para dar mayor protagonismo al instante captado», explicó José Antonio Pérez. La falta de colores contrasta con la imagen de la feria, un lugar lleno de luces y de colores. Así, por medio de la ausencia de color se busca que el visitante se centre en el contenido de cada una de las fotografías.

Por otra parte, la exposición se divide por bloques o capítulos que recogen gran parte del trabajo de la feria en su conjunto y del día a día: desde la fabricación de atracciones, los diversos documentos que se necesitan para desarrollar la actividad, el montaje, el desmontaje... Además, hay otra parte más conocida por todos, la del momento en el que la feria abre al público y la diversión comienza, cuyos capítulos corresponden con las imágenes de las atracciones, las taquillas, los niños y los alimentos más típicos de la feria. «En la base el espíritu de la feria no ha cambiado, buen reflejo de ello son las instantáneas presentadas. Da igual que la foto del tiovivo sea tomada en los años 50 o en 2000, la cara de felicidad del niño o la niña será la misma. Ha cambiado el esfuerzo y la comodidad del feriante, el sistema de iluminación o la seguridad de la atracción, pero el fin sigue siendo el mismo», aseguró el comisario de la exposición.

De ahí el título de la muestra, Feria: ocio y vida. «La feria es tanto ocio como vida, vida entendida no tanto como la actividad económica sino como un estilo propio de entender la vida y vivirla acorde a dicha actividad», concluyó José Antonio Pérez.