Es irrelevante si se escontraron de repente con la galerista o venían buscándola pero el hecho es que las dos mujeres fueron muy directas ante Ida Pisani: «¿Por qué tanto odio?». «Odio será el de los demás, no el mío. Es una obra que pone énfasis en el proceso de su creación y no en el final. Es otro concepto de arte», les explicaba la italiana ante unas incrédulas mujeres que seguían «ofendidas» por el ninot de Felipe que se ha colado todos los informativos y periódicos españoles. Comprarlo cuesta 200.000 euros con la exigencia de quemarlo en un lugar público antes de un año pero la polvareda que se ha levantado en torno a su figura, es incalculable.

El director de Arco se las prometía muy felices los días anteriores a la feria proclamando que está había desterrado la polémica y que iba a ser una edición tranquila... hasta el miércoles. Todo ha provocado que la el jaleo fuera la máxima de ayer, el de Prometeo Gallery fue el estand más visitado, los recorridos guiados contratados se detenían ante el ninot y no eran pocos los debates que se generaron en torno «a la democracia» a los pies de una figura de cuatro metros y medio que cada cierto tiempo es perfumada por la fragancia que usa siempre el monarca.

COMPLACENCIA VISUAL

Afortunadamente, Arco es mucho más que polémica aunque siempre guarda un efectismo visual al que es difícil escapar para el visitante. Un bloque de ladrillos no es una simple construcción ni unos tacones de mujer solo sirven para andar. Pasear por los dos pabellones de la feria (se ha ampliado tanto que es inasumible la visita completa si apenas pasas unas horas en Ifema) es recorrer diferentes tendencias del arte y todas unidas, si es que hay que buscar un nexo que lo guíe, por la riqueza visual y lo que algunos bautizaron ayer como la «complacencia visual».

En esta cita con el arte contemporáneo casi todo puede ser arte, desde una mesa de billar hasta un equipo electrónico que, con sus disparos de luz, va cambiando el número que proyecta en el suelo. Desde una soga reconvertida en un cerebro hasta algo que ya empieza a ser más tradicional como la escultura con palabras de Jaume Plensa (con obras similares a El alma del Ebro en muchas otras ciudades del planeta y sí, también en Arco).

Nada más entrar en el pabellón 7 de Ifema (después de pasar por otras ferias dedicadas, entre otras cosas, al medio ambiente), uno se da de bruces con una gran piedra (más pequeña que el ninot, claro) rocosa con una afirmación tan directa como real, «fragmento de alguien» y, tras ella, se puede contemplar una relación de objetos que son como una muestra de lo que el que se adentra en la feria se va a poder encontrar.

Colores llamativos se juntan con otros más apagados y la actividad es frenética porque no deja de entrar gente. Hoy se espera la tradicional visita de los Reyes acompañados por el presidente de Perú. Un país invitado a la edición de este año que ha dejado muestras de lo diferente y llamativo de su arte. Todo es cuestión de gustos.

Hasta el domingo, con más 200 espacios expositivos de 31 países, la feria estará abierta a los curiosos, profesionales y a los compradores de arte. Por cierto, Arco es una feria en la que las medidas de seguridad te las encuentras al salir, no al entrar. Será que es mucho el peligro de coger una pequeña obra de arte e introducirtela en la bolsa. Cosas del arte contemporáneo.