Ni ha crecido, ni tampoco ha ido a menos. La Feria del Libro Viejo y Antiguo de Zaragoza, que ayer cerró sus casetas en la plaza Aragón, ha mantenido más o menos las cifras de visitantes y ventas del año 2013 "lo que ya por sí es importante, dada la situación en la que estamos", comentaba ayer Pablo Parra, presidente de la Asociación Alvada, organizadora del evento junto al Ayuntamiento de la ciudad.

Lo de los visitantes es aproximado, "dado que es difícil de cuantificar, aunque el año pasado lo tuvimos que hacer porque nos lo pidió el ayuntamiento", explica Parra. Y se cifró en 35.000 personas. "Este año podríamos decir que algo más, pero no se puede concretar; la gente pasa y muchos miran... pero no es posible decir cuantos".

Lo que sí se puede contabilizar son las ventas, y si bien aquí la feria va por barrios ("depende del género de cada uno"), podría decirse que han sido similares en su conjunto a las de las edición anterior. Ni más ni menos. Eso sí, hay quienes como Antonio Lorenzo, de la librería El Asilo de los Libros, de Valencia, aseguran que este año "ha sido "más flojo", y otros, como el también valenciano Luis Martínez, de la librería Russafa se mostraba "en general contento; me ha ido bien y es una feria interesante. Que unos puedan quejarse también depende de las expectativas de cada uno", decía mientras embalaba el género para volver a su ciudad.

Antonio Lorenzo explicaba el devenir de esta edición y lo dividía en dos partes, "la primera semana, que fue muy bien, y la segunda, que ha sido más floja, quizá por la proximidad de la Semana Santa, que la gente ha querido ahorrar para poder salir fuera ". El librero cifraba su caída en ventas en "un 10 o un 15% menos que el año pasado", pero entendía que "la feria se mantiene, ya que en otros lugares la bajada ha sido mayor".

El navarro Javier Garisoain, de Libros con Historia, mostraba cierta frustración por varias causas. Por un lado, "porque pensábamos que después de varios años malos, el 2014 debía de ser en el que levantáramos cabeza, pero todavía no se ha despegado". Y por otro, por su preocupación por el futuro: "Me preocupa el wassap y los jóvenes, pues el wassap es leer y escribir. Si los jóvenes pasan gran parte de su tiempo leyendo y escribiendo, esos otros ratos de ocio no los van a dedicar a leer. No lo digo en broma, pues los chavales se están saturando de lectura".

Una feria para volver

En lo que si que coinciden todos los libreros es que la feria de Zaragoza no es mala, que se mantiene y que es de las de repetir. "El sitio es excelente, la gente agradable y este año, además, hemos tenido buen tiempo salvo dos días. Claro que es una feria para volver", decía convencido el valenciano Luis Martínez. El resto aseguraba lo mismo. Ha sido un año en stand by, a la espera de poder despegar. Y por ganas de seguir bregando no será.