La Feria Internacional de Teatro y Danza de Huesca puso ayer fin a su 32ª edición con más de seis mil espectadores contabilizados en las distintas representaciones de teatro, danza y circo programadas, algunas de las cuales despertaron el interés de los programadores asistentes.

Así lo detallaron la concejala responsable del área de Cultura del Ayuntamiento de Huesca, Yolanda de Miguel, y el director del certamen, Javier Brun, para quien la respuesta obtenida del público y profesionales evidencia que «la feria funciona, está viva y tiene futuro».

Una cita que, añadió, ha sumado a lo largo de sus cuatro días de duración más público femenino que masculino, una situación que se extiende a otros ámbitos de la cultura, «para vergüenza nuestra», resaltó en relación a los hombres.

Brun comentó también que los distintos formatos de las más de treinta producciones programadas han favorecido afluencias masivas, como el espectáculo de danzas urbanas y percusivas de Cambuyón (el más visto con 626 espectadores), o representaciones «más íntimas» como el monólogo de Raquel Vicente sobre la republicana y feminista Margarita Nelken.

También quiso defender otros espectáculos que no han contado con el respaldo del público, como el ofrecido por Raphaëlle Pérez, un transexual que habla en el escenario de su experiencia y del contexto social al que se enfrenta de forma cotidiana. Según el responsable del certamen, «quizá la intérprete no sea la mejor de las actrices, pero mira con respeto a las personas transexuales y sus experiencias, y respira autenticidad».

En cuanto a la repercusión, Brun, se mostró convencido de que la feria ha generado movimiento de cara a posibles contrataciones, ya que han asistido más de cuatrocientos profesionales, entre distribuidores, programadores, exhibidores o productores.

Lamentó, sin embargo, la falta de afluencia a una Jornada sobre Igualdad en las Artes Escénicas convocada para debatir sobre la discriminación existente respecto a la mujer en el mundo de producción y distribución de espectáculos. En su opinión, «hubiera estado muy bien que la jornada hubiera estado repleta de programadores ansiosos de que se produzcan cambios en sus planteamientos de trabajo». Sin embargo, añadió, esta iniciativa permitió a la dirección de la feria «hacer ruido» a través de los medios de comunicación sobre un tema «pendiente de mejorar».

Por su parte, la responsable del área municipal de Cultura hizo un balance «satisfactorio» de la feria, «en la línea de otros años». Además, señaló que las compañías aragoneses han funcionado «muy bien». Y destacó los «dos bolos» conseguidos por la altoaragonesa Elena Gómez con su obra La niña azul, un monólogo en torno a Katia Acín.