El escritor zaragozano Fernando Sanmartín reflexiona en su nueva novela, Os contaré la verdad (Xordica Editorial), sobre un concepto esencial que convive de una manera u otra en todos nosotros: el secreto. Un libro en el que la protagonista, una voz «singular, fuerte e independiente», introduce al lector en una trama principal que, como la vida, explica Sanmartín (Zaragoza, 1959), se complementa con pequeños relatos.

-Sitúenos en su nueva novela, Os contaré la verdad

-La novela es un triángulo amoroso en el que una mujer atractiva, Thérèse, es el personaje principal. Se enamora de dos hombres y no quiere renunciar a ninguno de ellos, así que decide quedar con ambos y contarles lo que le ha sucedido. Ella dice que cada hombre tiene un sabor diferente; hay hombres que son como un sorbo de sidra, pero otros parecen una copa de coñac dentro de un iglú. Busca la verdad, y eso es difícil... Aunque es consciente de que en la vida elegir siempre significa renunciar, no quiere hacerlo.

-La protagonista antepone sus sentimientos a las convenciones sociales, ¿es una rara avis en esta sociedad?

- Efectivamente. Ella sabe aquello que decía Pascal en el siglo XVII, que el corazón tiene razones que la razón ignora. Eso le sucede a ella, pero decide escuchar sus sentimientos, convencida de que quien no lo hace se desconoce. Entonces, nos muestra su intimidad porque nos va contando todo lo que le está ocurriendo. Y el título, Os contaré la verdad, responde a eso.

-Parte de la novela se desarrolla en París, ¿es una casualidad situarla en la llamada ciudad del amor?

-No, no es casualidad. París es una ciudad que me gusta mucho y que les gusta también a los personajes del libro. París es más que una ciudad en la novela, se convierte en un personaje de estas páginas. A lo largo del relato vamos recorriendo paseos, calles, restaurantes, espacios recónditos... La ciudad toma cuerpo y no entendería esta novela en un escenario distinto.

-¿Ha sido difícil meterse en la piel (o en la mente) de la protagonista en esa encrucijada amorosa?

-No es fácil entrar en la personalidad de los personajes, pero esta es una novela escrita por la noche. A mí me interesa mucho el momento en el que se lleva a cabo la escritura del libro. En la escritura nocturna considero que transmito, y transmiten los personajes, una mayor intimidad y buscan una mayor complicidad con los lectores.

-¿Por qué se decantó por esta historia?

-Con esta novela quería hacer una pequeña reflexión sobre un concepto esencial que convive de una manera u otra en nosotros: el secreto. Pero también el trayecto que se produce desde el secreto como punto de partida hasta la confesión como punto de llegada.

-A sus libros de narrativa se unen sus poemarios. ¿Se queda con la poesía, la novela o depende de las circunstancias y de los momentos?

-Lo que me gusta es la escritura, soy consciente de que escribir es una forma de mirar. A través de la lectura observamos el mundo que nos rodea y nos conocemos mejor a nosotros mismos. La escritura tiene que estar al servicio de la sinceridad, nos tiene que enriquecer, y más en una época difícil. Lo que no quiero es que haya nunca plástico dentro de mi escritura.

-¿A qué se refiere exactamente con plástico?

-A pastiches, a postizos, a cosas prescindibles, a eso me refiero.

-Y hablando del momento de escribir... ¿le ha permitido esta etapa de confinamiento hacerlo?

-Ha sido una etapa extraña donde el tiempo ha pasado muy rápido y muy lento a la vez, donde hemos sido, yo he sido, mucho más consciente de lo que era. No de la fragilidad de cada uno de nosotros -siempre hemos sido frágiles como individuos-, sino que hemos visto, a lo grande, en plano general, que lo colectivo es de una fragilidad enorme. En mi caso, se ha producido un reencuentro con cosas que tenía alejadas; con conversaciones telefónicas, con músicas, con lo que a veces uno lleva dentro de sí mismo. Me ha llamado mucho la atención que no solo hemos sido otros, sino que también la ciudad tenía otros gestos y otras formas de actuar.

-¿Cómo ha sido lanzar la novela en estos tiempos raros en los que acaban de abrir las librerías?

-Complicado, los tiempos se han vuelto más difíciles, pero hay ámbitos creativos que lo están pasando realmente mal. La cultura es esencial y si no apostamos por algunas cosas, como sociedad no tenemos futuro. Un escritor que me interesa, Somerset Maugham, dijo una vez que el amor y el arte hacen tolerable la existencia, y no debemos perder eso de vista.