El Festival Asalto ha sido elegido como la mejor actividad cultural del 2020 en Aragón en el Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea en el que participan diferentes profesionales de toda España. Junto al festival de arte urbano, entre las cinco mejores propuestas del año se han colado el ciclo Bombo y platillo, el CaixaForum Zaragoza, el Sonna Festival y la Feria de Teatro de Huesca en un año marcado por la pandemia y que ha relegado a proyectos como Periferias, Pirineos Sur y Las Armas a puestos inferiores en el ránking merced también a su falta de actividad provocada por la crisis sanitaria que está asolando al mundo. Otras iniciativas novedosas como El bosque sonoro en Mozota o los festivales Retina y Malabar también están entre los programas culturales más reconocidos de la comunidad.

Se trata de una lista elegida por profesionales de la cultura aragoneses ya que en la lista nacional (en la que votan ya miembros del sector de todo el país) solo se cuela un proyecto aragonés, el CDAN de Huesca, que aparece en el puesto 74. Curiosamente, el centro oscense está en el puesto once entre los aragoneses.

Este ránking nacional está liderado por el Museo del Prado seguido del Reina Sofía, el Festival de San Sebastián, el Teatro Real y el Museo Thyssen. La lista de los diez primeros de esta clasificación la completan el Guggenheim, PHotoEspaña, CaixaForum, El Museo de Bellas Artes de Bibao y el Festival de Almagro.

La relación se completa con hasta 85 instituciones y actividades culturales, 78 de las cuales se concentran en seis comunidades: Madrid (34), Cataluña (15), Andalucía (11), País Vasco (8), Castilla y León (6) y Comunidad Valenciana (4). Destacan los museos y centros de arte (27), teatros (13), centros culturales (13) y festivales y ferias de teatro (9), cine (6), música (5 frente a 12 el pasado año), arte (4) y literatura (2).

El observatorio también deja de manifiesto la difícil situación que está atravesando el sector ya que un 37% de los proyectos mantiene aún parte de la plantilla en ERTE, mientras el 59% reconoce haberse visto obligado a reducir su plantilla como consecuencia de la pandemia de coronavirus.