El Festival Internacional de Panticosa Tocando el Cielo vuelve a convertir por unos días al Pirineo oscense en el epicentro de la música clásica del país. Celebrar esta octava edición, que comienza este viernes y se prolongará hasta el próximo 24 de julio, no ha sido tarea fácil. La pandemia ha reducido el número de patrocinadores e incluso hubo momentos en los que sus promotores llegaron a dudar si podrían sacar adelante el festival. «Nos lo llegamos a plantear, pero al final decidimos seguir porque creemos que la cultura es más importante que nunca en estos tiempos», subraya la directora artística del festival, Carmen Esteban.

Así, y gracias al esfuerzo y el tesón de sus impulsores, el 'Himno de la Alegría' resonará este viernes entre las montañas de Panticosa y dará el pistoletazo de salida a una semana llena de música de gran calidad. La elección como pieza inaugural de la Novena Sinfonía de Beethoven, que será interpretada por el Dúo Moreno Gistaín a dos pianos, no ha sido casual. «Queríamos lanzar un mensaje de esperanza y superación; todos hemos vivido momentos muy duros, pero la vida continúa», señala Esteban, que destaca que este año el certamen se celebra bajo el título Música y Vida. «La cultura ha sido un elemento clave durante el confinamiento porque nos ha ayudado a seguir adelenta», añade.

Vida y oxígeno puro. Eso es precisamente lo que va a proporcionar la Fundación García Esteban (la organizadora del festival) a los músicos y técnicos que pasarán estos días por el Auditorio del Casino del Balneario de Panticosa. «Nos hace especial ilusión contribuir a la sostenibilidad del tejido cultural, además de que volveremos a fomentar el turismo en la zona», subraya Esteban.

Los impulsores de Tocando el Cielo saben bastante de supervivencia. Lo que empezó siendo un certamen muy pequeño ha ido creciendo poco a poco en sus ocho ediciones, ganando repercusión mediática y consolidándose como referente de la música clásica. No en vano, su excelencia le ha hecho merecedor de la etiqueta Label EFFE, sello de calidad europea que otorga la Asociación de Festivales Europeos. En este sentido, no se puede obviar el papel de algunos de sus embajadores de excepción, como el compositor y músico turolense, Antón García Abril, o la mezzosoprano Teresa Berganza.

Además de dirigirse a los aficionados a la música clásica, un público «muy fiel que repite año tras año», el certamen incluye en esta edición guiños al tango, el jazz o los sones cubanos. Así, el sábado actuará el grupo zaragozano Iberotango, que intepretará obras de A. Piazzola y J. Plaza, y el lunes subirán al escenario Pablo Rodríguez y Humberto Ríos con su nuevo trabajo Conversaciones, donde exploran el vínculo entre Canarias y Cuba a través del jazz, el folclore, y la música clásica de la era impresionista.

El domingo por la tarde actuarán el violinista Aitzol Iturriagagoitia y el pianista Enrique Bagaría para hacer un recorrido por la música de Beethoven y Debussy, el martes el acordeonista Añaki Alberdi llevará piezas de Bach, Soler y Albéniz hasta la iglesia del Carmen del Balneario de Panticosa y el jueves tendrá lugar el concierto 'Swing, Swing', con Pedro Mateo a la guitarra y Francisco Antonio García al clarinete.

La clausura del festival correrá a cargo de la soprano canaria Nancy Fabiola, una de las grandes mezzosopranos de la actualidad, y el pianista Mac McClure.

La pandemia no ha trastocado solo la programación, que ha tenido que adaptarse debido a la incertidumbre. También ha afectado a la academia de música que se celebra todos los años durante el certamen. «La hemos convertido en un campus formativo personalizado para que los jóvenes estudiantes pudieran seguir viniendo sin riesgos», apunta Esteban, que destaca que las medidas de seguridad serán inherentes a las actuaciones: «De las 200 localidades que tiene el auditorio hemos pasado a 80 y el uso de mascarilla será obligatorio».

El festival ha logrado seguir siendo una realidad en un año muy complicado y ya piensa en las próximas ediciones. «La novena ya la tenemos lista y ya estamos trabajando en la décima, así que nos queda cuerda para rato», concluye Esteban.