No hace mucho tiempo, la crisis golpeó duramente a los festivales veraniegos que habían proliferado en toda España. También en Aragón, donde desaparecieron citas que ya eran clásicas como Luna Lunera de Sos del Rey Católico o el Ribagorza Pop y otras de nuevo cuño, como el Festival del Agua que se celebraba en Jaraba, Alhama de Aragón y Nuévalos. Otros vieron sus presupuestos reducidos a la mínima expresión por la retirada de las ayudas de la DGA hasta el punto que todo hasta el punto de temerse por la continuidad de muchos de ellos.

Sin embargo, la mayoría supo reciclarse, bien adaptando la programación, bien recurriendo al apoyo de las diputaciones provinciales, comarcas y ayuntamientos e incluso, a través de patrocinadores privados. El objetivo era no perder un sello de identidad que, además de ofrecer una promoción impagable, deja importantes beneficios que animan las economías de la zona.

EL 'TESORO' DE PIRINEOS SUR Quizá los ejemplos más claros son los dos grandes festivales de Aragón, muy diferentes no solo en lo musical sino en la concepción, como son Pirineos Sur, con 15 días de actividades, y Monegros Desert, que ocupa 20 horas de un fin de semana. Son además, los que ofrecen datos más completos del impacto económico que generan.

"Pirineos Sur dinamiza comercialmente a Sallent y los alrededores, como Escarrilla con el cámping. Tiene un impacto muy grande en un mes que si no apenas habría actividad como vemos en comarcas cercanas. Agosto si tiene movimiento, pero si no fuese por el festival, julio sería flojo", asegura Lucía Guillén, concejal de Cultura de Sallent de Gállego. Y es que la edil y los establecimientos dela zona tienen motivos para estar contentos. Según un estudio del impacto económico del festival elaborado por la Universidad de Zaragoza en la última edición, Pirineos Sur generó un movimiento económico de 8,2 millones de euros. Los datos indican que la repercusión económica procedente del público que asistió a los conciertos fue de 4,7 millones de euros, cantidad a la que suman los autores del informe los 610.000 euros invertidos por la organización del festival y los 2,8 millones de valoración del impacto de la cita en los medios de comunicación.

"El estudio deduce que por cada euro que invirtió la Diputación de Huesca en la organización se generaron diez en el territorio", señala Luis Calvo, director del festival. En total, las distintas actividades programadas por Pirineos Sur atrajeron a más de 54.000 personas. De ellas, un 25% aprovecha para permanecer de vacaciones.

En cuanto al gasto realizado por persona, el informe indica que los asistentes al festival han pasado a gastar desde los 148,8 euros de media en 2009 a un total de 182 en 2013. Además, en relación a las personas desplazadas no sólo por asistir al festival, el estudio muestra una evolución en los últimos cinco años que ha pasado de 209,44 euros por persona a un total de 306,83.

DEL BAJO CINCA AL SEGRIÀ Monegros Desert, uno de los referentes europeos de la música electrónica, es también es un revulsivo económico para la comarca aragonesa del Bajo Cinca, especialmente, para el municipio oscense de Fraga, y para el Segrià catalán. En este contexto, hoteles, campings y supermercados de la zona son los principales beneficiarios del evento. Los promotores de la cita de música electrónica recuerdan que el impacto para proveedores y empresas locales se estima en 1,5 millones de euros. A esto hay que unir el gasto que realizan los asistentes al festival, en alojamiento y compras. De un modo estimativo, se calcula que el impacto global del evento podría llegar a tres millones de euros.

El festival tiene también un efecto directo sobre el empleo local, ya que una parte de las 1.500 personas que trabajan en la puesta en marcha y realización del evento son de la zona. Desde la organización del Monegros Desert Festival, informan de que unas 300 personas de la organización trabajan de forma directa en la ejecución del evento (para atender barras, montaje, labores administrativas,-). A éstas hay que unir otros 600 puestos de trabajo, que cubrirán empresas proveedoras, y otras 600 personas, que realizarán labores de seguridad, sanitarias y de mantenimiento de orden público.

Además, la representación empresarial de la zona añade otras cuestiones que también suponen un impacto para estas comarcas. En este sentido, reconocen que la imagen de marca de la zona que difunde el Monegros Desert "es muy importante. Siempre es bueno que se hable de la zona y que se conozca".

POMOCIÓN TURÍSTICA Y es que la promoción de las localidades que albergan estos eventos es otro de los argumentos que ha llevado a apostar por su mantenimiento. Un buen ejemplo está en el Puerta al Mediterráneo, que se celebra en Mora de Rubielos y Rubielos de Mora y que tras serle retirada la subvención de la DGA fueron los propios comerciantes y hosteleros de la zona los que ayudaron a que no se perdiera colaborando en el presupuesto con micropatrocinios.

O el festival más antiguo de Aragón, el de Música Antigua de Daroca, a quien el alcalde de la ciudad, Miguel García, otorga "un once sobre diez, tanto en lo económico, como en lo social y en la publicidad que genera durante todo el año". García cuenta que las estimaciones apuntan a que "durante los diez días la ciudad recibe unas 3.000 visitas; unas 350 en cada conciertos más los 200 fijos del curso, lo que repercute en restaurantes, hoteles, comercios...". El alcalde no olvida tampoco la feria medieval, otra fecha que también genera un importante movimiento. "Ambos acotencimientos consolidan Daroca como marca", dice.

Un buen ejemplo de cómo ha repercutido el festival en la promoción de la ciudad está en "el despertar de los negocios en torno al turismo", señala el alcalde, quien explica que "hace unos años apenas había en la ciudad 35 o 40 camas para alojarse; ahora se superan las 200 plazas hoteleras, se han construido hoteles, aparthoteles, viviendas de turismo rural... Sin duda el festival tiene un efecto transversal que ha beneficiado a la ciudad".

Y lo mismo recalca Félix José Ipás, alcalde de Ansó, localidad que este mismo fin de semana acoge el PIR (Festival de música y cultura pirenaicas), quien si bien admite que la cita no es equiparable a la fiesta del Día del Traje Ansotano, sí que ofrece interesantes beneficios. "Es un fin de semana que el pueblo se llena y eso es un buen recurso para tiendas, establecimientos de artesanía, pernoctaciones, pero sobre todo para la promoción de la localidad sobre todo hacia la vertiente francesa, que no la trabajamos habitualmente, y con esta cita musical llegan visitantes del otro lado de los Pirineos y de toda la cordillera", señala.

La cuestión es que en lugar de que la crisis diese la puntilla a los festivales, estos se han converitdo en un asidero para sobrellevarla, creándose incluso otros nuevos en pequeñas poblaciones como El Pobo con el Poborina Folk; Pancrudo con Gaire, Alpartir con el Minarock. Todos cumplen la doble misión de ofrecer un espectáculo que atraiga a los visitantes, promocionar el pueblo y ayudar a su economía.