100 son 100. Ni una más ni una menos. Siempre nos fijamos más en las ausencias. A la lista de la Academia le faltan títulos relevantes, por épocas, escuelas y géneros. Es imposible no pensar en otros filmes pese a que los incluidos sean casi todos incontestables.

Falta cine de género. Por ejemplo, las películas de la variante del cine de quinquis, estéticamente controvertida pero históricamente importante, ya que ilustra una parte fundamental de nuestra sociedad en los 70 y 80: Perros callejeros, sin ir más lejos. En la misma línea, no hubo en aquellas décadas director más provocador que Eloy de la Iglesia: drogas, homosexualidad, violencia callejera y corrupción política. Faltan también títulos como Los placeres ocultos. No hay nada del cine policiaco barcelonés de los 50 y 60, como Distrito quinto y A tiro limpio. «Estuvimos sopesando estas películas hasta el último momento -comenta Fernando Lara-, pero no pretendíamos elegir lo más importante del cine español sino aquellos filmes que son de referencia».

Podrían figurar Los tarantos, primera cinta española que fue nominada a los Oscar, y La ciutat cremada, que según Esteve Riambau «marcó un punto de inflexión». Tampoco hay cine de terror: Narciso Ibáñez Serrador. Y podríamos incluir también filmes con títulos como Pascual Duarte y Las truchas.