Hay una artista, Cheg Xiaodan, que tiene el título nacional de maestra de kung fu en China (levemente inferior a su oponente masculino). Dicen que la esencia del arte marcial chino es el no pensar nada, el no pensamiento. Así se logra la concentración en la dirección deseada. "El objetivo de la meditación zen es ser capaz de no fijar la mente en un único pensamiento" (en contra de lo que creía Schopenhauer) y, según ese espíritu, "para poder concentrarse se requiere la disciplina y el control de sí mismo frente al libre fluir de la mente", explica en un folleto la productora del circo. Aplicado al kung fu, se trata de reducir la distancia entre el ataque y la defensa, entre el estímulo y la reacción. Sólo existe este momento y el momento siguiente. La tensión entre el ahora y lo que pasará se desvanece.