El atractivo cartel de la corrida de la Mercé, celebrada ayer festividad de san Genaro en la Monumental, ocupó tres cuartos del aforo del coso. Fue la mejor entrada de la temporada, no así el resultado artístico, ni por supuesto la grave cornada sufrida por el matador Serafín Marín, en el muslo derecho cuando muleteaba al tercero.

Se lidiaron tres toros de Victoriano del Río, dos de Cortés y un sobrero de Guadalest. Sólo el primero, que acabó rajado respondió al tipo y comportamiento del toro comercial. Los restantes, terciados, con carita y bravucones con los caballos, desarrollaron sentido, escasearon de fuerzas, se cayeron e hicieron imposible el lucimiento que tan numeroso público esperaba.

De los toros siempre hay que desconfiar y Serafín todavía no ha asimilado la lección. Torea con suma alegría y entrega sin reparar en las dificultades. La res le avisó y le prendió por el muslo derecho, que sangró copiosamente. Ingresó en la enfermería.

El primer toro salió con pies, recorrido y fijeza, pero se apagó en la muleta. Hasta entonces, el maestro Ponce dictó una lección de tauromaquia. A la hora de matar el astado reculó y el de Xátiva tardó en hacerlo.

Mató con eficacia al que hirió a Marín y al quinto, que buscaba las zapatillas con saña, lo despachó con desganado oficio.

Buena parte del público ocasional, protestó cuando El Juli no banderilleó. El diestro estuvo muy bullicioso y entregado en su segundo.

EN SALAMANCA

Salamanca también disfrutó ayer de una tarde taurina con una corrida de Hoyo de la Gitana. La calidad de los toros hizo evidente las carencia de una terna de toreros --Domingo López Chaves, Alvaro de la Calle y Javier Castaño-- modesta e incapaz de aprovecharla para el triunfo.